Diez años de la despedida a las agustinas de Santa Susana de Durango
FOTOS DEL AYER · El pueblo de Durango acudió hace diez años a decir agur a las monjas agustinas que salían del monasterio de Komentukalea hacia otras comunidades. Casi una veintena de curas ofició la eucaristía de despedida ante las siete religiosas de Santa Susana y alrededor de cuatrocientos vecinos de la villa. Aconteció el 10 febrero de 2009.
Día de la despedida. PHOTO. I. Gorriti
La previsión se desbordó ya que a la hora de comulgar el colapso en la reducida iglesias uno de los sacerdotes tuvo que disculpar a la organización. “Las formas se han acabado. Lo sentimos”, informo mientras muchos feligreses volvían a sus bancos. Eran las últimas hostias sagradas en honor a una comunidad de monjas contemplativas que decían así adiós, 422 años después de que dos primeras mujeres vistieran su hábito en la villa vizcaina.
Desde el Obispo de entonces, el abulense Ricardo Blázquez, que presidió la misa, hasta los vecinos de las monjas, tuvieron buenas palabras para ellas, que prefirieron
continuar su entrega en silencio y no acercarse al micrófono cuando el entonces párroco de Santa María Uribarri, José María Kortazar, les convidó a despedirse ante la abarrotada iglesia.
“Lleváis cuatrocientos años siendo el corazón de Durango, una lámpara encendida, aunque sea a modo de velita o cirio que se va apagando. Vuestro amor ha sido como de
pararrayos para Durango”, valoró uno de los sacerdotes. Blázquez, por su parte, recordó que el colegio –el inicial fue oficial en 1927– San Antonio es, a día de hoy, una cooperativa y pidió que “siga manteniendo siempre la identidad de las monjas”.
Hacía referencia a un sello cristiano propio que arrancó en este pueblo en 1593, según recogen unos escritos del jesuita historiador Vicente Zavala. Fueron dos mujeres
de Abadiño las primeras agustinas del monasterio de Santa Susana. En 1937, este convento sufrió el bombardeo fascista contra la población de Durango. Los aviadores italianos mataron a monjas, nueve sufrieron diferentes daños y seis tan sólo salieron ilesas. Aquel 31 de marzo eran 29 religiosas. Hace diez años, en la despedida eran siete. “No nos hubiera gustado nunca llegar al día de hoy, pero los caminos del Señor y la crisis vocacional así lo han querido”, trasladaron por el micrófono.
Convento de clausura de diferentes causas católicas
En los últimos tiempos el convento de clausura permitió ser centro de diferentes causas catçólicas. Las personas encargadas de la revista misionera Los Ríos reunían
en sus dependencias, también lo hacían las mujeres de Cáritas Tabira con su proyecto de recogida de ropa. La Luz de Belén organizada por Inurri Eskaut Taldea tras pasar por Santa María, un grupo de niños lo llevaba a Santa Susana. Estos son algunos de los ejemplos del contacto de las agustinas con el pueblo de Durango. “Ha sido muy emotivo. Sin ellas, vamos a sentir un enorme vacío”, comentaron entonces dos mujeres con lágrimas en los ojos al finalizar la eucaristía de más de una hora de duración.
Al final de la misa, Kortazar entregó al Obispo medallas de la virgen Uribarri para bendecirlas y regalárselas a las monjas que dejaban la villa. Blázquez las repartió una
por una. Mientras los feligreses y las religiosas iban analizando los mensajes del altar: “Os van a recibir con los brazos abiertos. Os van a ofrecer una vida digna, calor
humano, así como los medios tanto religiosos como espirituales que os hicieran falta”.
La eucaristía iba finalizando como había dado comienzo con palabras de agradecimiento a las agustinas. “Habéis puesto la vida, día y noche, en manos del Señor,
para que él bendiga el mundo”, se oyó, así como la petición de que “allá donde vayáis seguir rezando por nosotros, porque habéis cumplido una tarea preciosa que nunca
se paga. Hoy sentimos vuestra separación. Es un día tanto de acción de gracias como de despedida”. Ha pasado una década de todo ello.
