Amanece un día más, fresquito, 3 grados y cielo totalmente raso. Desayunamos y en marcha. Hoy verdaderamente sí que nos lo hemos tomado con tranquilidad: 63 km.

Y todo por una razón, Susana una chica valenciana se puso en contacto con nosotros a través de redes sociales para acogernos en su casa. La verdad es que al principio te da reparo y piensas,«¿cómo me voy a meter en una casa, por la cara?» , pero acto seguido le das la vuelta y piensas: «¿Porqué no?» Creo que también hay que saber aceptar y dejar que fluya la magia del Camino.

Por eso la etapa de hoy ha sido un regalo. Al llegar a su casa, Vicent nos han recibido con los brazos abiertos. Estábamos charlando y ha aparecido Xavi, su hjo de tres años.

Está Susana con la pequeña Elena en casa. ¿Pasamos? Pregunta, ¡madre mía! Si la pequeña tiene 8 semanas. Cuánta generosidad acogernos en su casa. Mil millones de gracias. Ducha, lavadora, cena, cama y una buena conversación. Hablamos de la donación, de los trasplantes, de deporte, de cómo la vida les trajo hasta Frederikstat que es donde viven actualmente. Más no se puede pedir.

Qué pena que la gente joven, tenga que emigrar para tener un trabajo digno. Unos emigran buscando trabajo, otros huyendo de la barbarie de la guerra… Todos en busca de un futuro mejor.

Todos de alguna manera somos emigrantes. Gracias, Camino, por enseñarnos una vez mas que existe gente generosa y capaz de abrir su casa a cambio de nada. Gràcies família! Susana, Vicent, Xavi y Elena nos habéis hecho sentir como en casa. Ojalá nos volvamos a ver y podamos devolveros vuestra generosidad.

Javi, Vicent, Susana, Ester (Epi) y Xavi

Buenas noches y buen Camino.