Haira y Dani, dos durangueses ‘Hacia rutas salvajes’ sin miedo a perderse
Avanzan Hacia rutas salvajes, como el libro de Jon Krakauer que Sean Penn llevó al cine. Son Haira Urkijo y Dani Cuevas. Dos jóvenes de Durango de 25 años que dijeron un día que se bajaban del ritmo que imponía la sociedad y durante un año sabático iban a poner rumbo a la libertad, a vivir el momento, a disfrutar. A América. En redes sociales se hacen llamar Sin miedo a perdernos.
El pasado septiembre se bajaron de la rueda en la que corremos a diario los hámsters y se plantaron en Los Ángeles con la intención de conocer partes de Estados Unidos, México y Canadá. Haira había acabado Educación infantil y había trabajado en dos colegios. Dani, por su parte, finalizaba Económicas y había ahorrado dinero por sus cinco años trabajando como socorrista en playa y el último verano en una empresa.
«Desde que empecé la uni -explica Dani- tenía ganas de irme un año por ahí. Solo. Para aprender inglés, conocer gente…». Haira tenía un sueño similar. «Yo tenía idea de ir a Sudamérica donde hay escuelas alternativas, que es lo que me gusta». Juntos dijeron: «Nos vamos».
A día de hoy están en el Parque Nacional de Zion, en el estado de Utah, a bordo de su furgoneta comprada en Estados Unidos. «Nos tiramos tres semanas buscando por concesionarios furgos y mirando por internet. Tuvimos suerte y encontramos lo que queríamos. Luego estuvimos una semana preparando la furgo, pintando y limpiándola», echan la vista atrás.
Hasta la fecha, lo que más les ha gustado, coinciden, es el Parque Nacional de Yosemite, las playas de Bahía Concepción en Baja California y el estado mexicano de Chiapas. «Paisajísticamente han sido lo más», apuntan. Y, por contrario, les ha chocado la imagen de ver excesiva pobreza en ciudades de Estados Unidos. «Se ve con normalidad allí donde se mueve el dinero. Te topas con rascacielos y, de pronto una calle toda llena de tiendas de campaña con gente no tan mayor viviendo ahí», valoran y van más allá: «En Los Ángeles, en el metro, veíamos de todo: gente discutiendo o que te insultaba, pegando a las farolas, una verdadera pena. En Euskadi no se ve. O si hay alguien tirado en la calle se le hace caso…», lamentan.
Otra sorpresa fue México. Esta vez para bien. «México nos lo habían pintado muyo mal: robos, secuestros… Y lo contrario, gente muy generosas y muy maja. En una ocasión nos faltaban unos pesos para pagar unos churros rellenos y nos dijeron que no pasaba nada. Nos los perdonaron cuando en Estados Unidos, no siendo tan pobres, no lo hubieran hecho. ¡Y todo lo que curran!», les reconocen.
En estos días piensan cómo será lo que les queda de año. Quieren ir hacia Canadá y Alaska. Entretanto, trabajar en viñedos o recogiendo cereza, por ejemplo. «Fluir», agrega Haira. El tiempo dirá si siguen en furgoneta, o deciden más adelante seguir en bici o en autostop. Ya habrá tiempo de volver a Durango.