Al desgarbado músico de Otxandio, al genial Josu

I.G. 

Quien más, quien menos, ha podido tener su banda de rock. Nosotros tuvimos una humilde. Y en los primeros tiempos, cuando llegaban los 90, nos mirábamos en un espejo sonoro, en uno que se llamaba Hertzainak. Por ello, en ocasiones nos decían las buenas y las malas lenguas -en algo, al menos, coincidían- que éramos una copia entonces de aquel grupo que lideraban -con la venia del resto- Gari y Josu. 

En mi caso quería una voz como la de Gari. He de admitirlo, incluso, lo intentaba. Pero también quería las genialidades musicales y humanas de Josu, ese tipo desgarbado y de mirada traviesa que para quien firma lo es todo en el panorama musical: y no hablo de mitos ni ídolos -eso para los de la industria comercial-, hablo de nuestro amigo de Otxandio, de Zabala, el de la triki, el del teléfono que nos llamaba para tocar en Mekoleta en fiestas en junio, pero que una vez sobre el escenario sentías que estabas actuando dentro de un iglú. Desconozco si la Wikipedia recoge que la definición de sensación térmica se inventó en aquel barrio de la muga.

Todo esto viene a cuento porque el 27 de febrero volverán a unirse las cualidades de aquel frontman que comandó Ziper con las del bajista que también dio vida a Zazpi Eskale y Gu Ta Gutarrak. Será tras muchos calendarios echados a la basura en el teatro bilbaino Arriaga ante tan solo 150 personas. Gari y su actual grupazo Maldanbera tendrán invitados de honor.

Uno de ellos, gure Josu, con motivo de los 35 años que cumple el primer disco de Hertzainak, superlativo donde los haya. Será emocionante. Y, además, la velada promete ya nombres y apellidos confirmados como los durangarras Unai Iturriaga e Igor Elortza; Iñaki Uoho Anton, Jon Aguirrezabalaga, Marino Goñi y Aitziber Omago.

Llamarlo concierto, velada, jaialdi, akelarre de notas y acordes… no sé, pero Gari y Josu en esencia. Los primigenios. Sin copias.