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CONOCIENDO A BARTOLOMÉ DE ERZILLA (II) · ‘De 1898 a 2018 en neblina de olvido’, por Anisia Serendipia

Anisia

Anisia Serendipia

Bartolomé de Erzilla, socio número 53 de la Sociedad El Folk-lore Basco-Navarro creada en Bilbao en 1884 por Vicente Arana bajo encomienda de Manuel Machado Álvarez, y esto último a sugerencia de Emilia Pardo Bazán, actúa al piano en la velada de propaganda que se celebra el 27 de marzo de 1886 en el Teatro Gayarre: “los profesores de música señores Olivares y Ercilla hicieron verdaderas maravillas de ejecución y de arte en el piano. Ejecutaron preciosos trozos musicales, siendo muy aplaudidos por la concurrencia”. Miembros de la Sociedad serán también Julián Gayarre, Unamuno, Arturo Campión, Trueba, Lecuona, Cleto de Zabala y Villabaso, entre otros. Meses después se verificarán finalmente las fiestas euskaras en Durango.

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Dibujo de Bartolomé de Erzilla, por VIRGINIA DÍAZ GORRITI

 

En 1888, la Banda Santa Cecilia de Bilbao interpreta su obra “Rapsodia euskara” como pieza de libre elección en las fiestas euskaras de Gernika. La rapsodia finaliza con unos compases  de la introducción del zortziko ante los cuales Bartolome hace figurar la mención de Iparragirre.

Profesor-pianista del Círculo de instrucción y recreo “La Amistad” a finales de los años 80 en Bilbao, dirige y organiza las veladas musicales de esta sociedad: “un círculo de recreo modestito, sin pretensiones de ninguna clase, donde se reúnen multitud de jóvenes dispuestos lo mismo para declamar con todas las reglas del arte que para bailar una polka o una habanera”,  será el primer director de una de las dos bandas de música de aficionados que se fundan en 1892 en Durango, de nombre también La Amistad.  De talante “liberal” e ideas más avanzadas, será apodada como del “Ravachol” (en alusión al acordeonista anarquista francés decapitado en la guillotina ese mismo año) por los miembros de la otra banda, Juventud Duranguesa, de talante tradicionalistas.

Disfrutando de los entornos festivos y de sociabilidad del pueblo, un pueblo  en transformación al dictado de la industrialización, testigo de las grandes huelgas de Bizkaia que a principios de los años 90 llenan las calles de Bilbao de trabajadores manifestándose “bajo el  estandarte de los tres ochos: 8 horas de trabajo, 8 horas de ocio , 8 de descanso”, se desenvuelve lo mismo actuando al piano en el salón de ámbito burgués de Velar, que en Bilbao, enseñando solfeo a los obreros de La Coral u organizando bailes para “la flor y nata de nuestras chicas artesanas” en La sociedad La Amistad. Es esta cercanía al pueblo que se divierte, abierto a los cambios sociales donde ya se pueden ver mujeres fuera del ámbito doméstico como trabajadoras asalariadas, lo que aporta a su figura un aire de bohemia modernidad.

Director de la banda municipal de Durango fundada en agosto de 1897, le vemos en el siguiente febrero amenizando por San Blas en el pórtico de Santa María con su Rapsodia euskara. Poco después, en el mes de mayo vivirá un desagradable episodio con la dimisión de cuatro músicos de esa banda que le presentan un escrito en el que acusan a su director de “abandonado”. Bartolomé remite una carta al presidente de la Comisión de festejos relatando el incidente  y adjunta un escrito de apoyo ante tal injuria firmado por el resto de los músicos: “calumnian descaradamente a nuestro querido Director…”. Bartolomé enfermará ese verano y, para cuando fallece en noviembre, la banda municipal de Durango ya  había sido disuelta, en el mes de agosto. Un año duró en vigor.

Entre 1887 y 1888, Casa Dotesio edita los seis volúmenes de la Colección de Cantos Vizcaínos, incluso los de Los Plateros y del Duranguesado arreglados para canto y piano, preparada por Bartolomé de Ercilla.

Inspirado compositor sobresaliente en armonía, excelente intérprete y profesor de piano,  enseñó solfeo a los orfeonistas de la Coral Bilbaína en los inicios de la formación. Considerado por Antonio Arzak, director de la revista Euskal-Erria de Donostia, como el que mejor sentía la música genuinamente vascongada del zortziko, es recordado sobre todo por ser autor del villancico Mesias sarritan que, dedicado a Castor de Gorritxategi, estrena bajo su dirección en la Iglesia de Santa Ana de Durango el día de Navidad de 1892. Actualmente da nombre a la Escuela de Música y Conservatorio de Grado Medio Bartolome Ertzilla de Durango, antiguas escuelas de Lavilla que llevaron el nombre de Pedro de Arrizabalaga, maestro auxiliar de niños y profesor de instrucción primaria en la localidad cuando Bartolomé pudo ser su alumno.

El profesor Bartolomé de Ercilla y Rementería falleció en Durango a las siete de la noche del 14 de noviembre de 1898, a la edad de 35 años. El día 16, los músicos de la ya extinta banda municipal alternaron llevaron el féretro hasta la última morada, en el 42 del nuevo cementerio de Santa Cruz. Dos grandes y preciosas coronas cubrían la caja: una de la familia del finado, y otra de su queridísimo amigo señor de Arana, celoso jefe de la estación de la red telefónica interurbana.

Belleza, poesía y fama son intensos; más intensa es la muerte: la vida más larga.

Concierto del Orfeón Bilbaíno el 27 de noviembre. Interpreta el  Belengo portalian, zortziko para Tiple con acompañamiento de piano del malogrado Bartolomé de Ercilla. Cantado por  la señorita Chafes, mereció los honores de la repetición.

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