CHARLA EN DURANGO · ‘Las criaturas de la mente: Depresión’, por el psicólogo Jon Fernández
Jon Fernández
· Jon Fernández, psicólogo autor de este texto, hablará sobre Las criaturas de la mente el miércoles 25 de abril a las 18.00 horas en Astarloa 1, 2º y con entrada gratuita
La Depresión es una criatura común, de las que no están en peligro de extinción. Muchas personas la llevan consigo. Es especialmente buena en arte del despiste, en muchas ocasiones se pone el disfraz de emociones como la ira o, aunque pueda sorprender, se disfraza de una felicidad maníaca, excesiva y nerviosa. Las sonrisas fingidas que esconden tristeza son tan finas y quebradizas…
La criatura Depresión acelera la mente y ralentiza el cuerpo. Las personas que la llevan consigo ven como están atrapados en su mente, que se ha vuelto muy poderosa y voraz. Toda la energía que ésta consume, deja agotado al cuerpo, que es portador de la criatura.
La criatura Depresión es la portadora de mensajes antiguos no escuchados. Ha ido guardando todos los traumas que no se pudieron elaborar, toda la tensión que no se pudo sentir, todo el dolor que se paso por alto y, cuando llega el momento, extiende su cola y abraza con una fuerza increíble a su portador, que siente a veces de golpe todo lo que no estuvo preparado o dispuesto a sentir con anterioridad.
La misión de la criatura Depresión es frenar a su anfitrión. Hacerle parar y tomar conciencia. Sabe que no puede contener más la tensión y el dolor de su anfitrión y absorbe su energía, le deja sin ganas de vivir, sin motivación para hacer nada, todo con el objetivo de derribarlo y obligarlo a sentir. ¿Y para qué quiere que sienta? Porque la criatura sabe que sentir, elaborar, contar, llorar, es la única manera de dejar atrás el dolor y empezar a caminar libres de tanto peso.
Casi todas las personas que han tenido a la criatura Depresión activas, saben que tuvo un propósito en sus vidas, que les obligo a tomar conciencia, a hacer balance y cambios que no pudieron hacer hasta que estuvieron realmente rendidos.
La criatura Depresión no es realmente dañina a menos que, una vez que ha liberado el dolor acumulado, su anfitrión se resista a él. Algunas personas se hacen verdaderas enemigas de su criatura, en vez de frenar, se activan más, en vez de llorar y expresarse, se callan y fingen ser más felices que nunca. Cuanto más tristes están, más salen de fiesta. La criatura, al no poder realizar su función, se vuelve crónica, crece entre bambalinas y se vuelve peligrosa e impredecible.
Es posible que el anfitrión de la criatura Depresión no entienda a qué viene ahora tanto dolor, puede que piense: “ahora que por fin las cosas se tranquilizan, ¿por qué me siento tan mal? Ahora que puedo disfrutar, no tengo ganas de vivir…” La criatura Depresión suele utilizar esta estrategia. Escucha a su anfitrión y mide sus fuerzas. A veces, hasta que no le siente capaz de soportarlo no libera el dolor para poder ser elaborado.
VIVIR CON LA CRIATURA DEPRESIÓN
Sentir todo el dolor pasado y presente en el cuerpo puede ser realmente duro y difícil. El anfitrión cree que la vida se ha vuelto un lugar oscuro y hostil. Pero la vida sigue siendo tal y como es. La vida siempre será lo que es y nada más. Lo que ocurre es que al tener tanto dolor liberado en el cuerpo y en la mente, los pensamientos se afectan y parece que vivimos a través de unas gafas oscuras que nos hacen ver un mundo distorsionado y triste. La vida no es menos luminosa que antes, ni siquiera nosotros en nuestra esencia interior somos más oscuros que antes. Es que tenemos algo despierto entre nosotros y el mundo, la criatura.
La criatura Depresión necesita de nuestra compasión. Recordemos que está hecha de dolor. No hay razón para sentirse culpables, no hay razón para luchar contra ella. Eso jamás funciona. Las criaturas de la mente no pueden ser vencidas o derribadas. La criatura Depresión necesita tiempo y permiso para dejar ir todo el dolor. No se quedará demasiado tiempo con nosotros si la aceptamos de corazón y le hacemos un espacio en nuestro interior para expresar lo que lleva tanto tiempo callándose.
No estamos hablando de recrearnos en lo negativo, ni de hacer del dolor nuestro estandarte. Es más bien saber que si estás en el mar y vienen olas fuertes, de nada servirá resistirse a ellas, abrir los brazos e intentar frenarlas. Acabarás exhausto en el mejor de los casos, ahogado en el peor. Lo que digo es que existe la opción de dejarse llevar por la corriente, poner una colchoneta y pasar por ello. Sentir la tormenta sin empujar en su contra.
Es importante saber, que aún en los momentos más duros, en los que sentimos que no valemos para nada y hemos fracasado en todo, esto son los mensajes liberados por la criatura Depresión. No son en ningún caso la verdad sobre lo que nosotros somos. La Depresión es una criatura, pero tú no eres tu criatura. Está en ti, pero no eres tú. Tú eres la conciencia que observa la criatura. Mírala, y si te es posible acepta que está aquí ahora, contigo, y no hagas nada más. No la juzgues, no te culpes. Abrázate y date amor y permiso para parar y construirte de nuevo. Todas las veces que necesites. Una y otra vez.
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