‘Las semillas de la vida’ de dos idiomas indígenas: euskara y nasa yuwe
Iban Gorriti
Dos mujeres y dos hombres partirán de Euskal Herria a Colombia el lunes a su ciudad, a Toribío, de 35.000 habitantes, un enclave en la presumible frontera temible y terrible de los guerrilleros de las FARC. Pero en aquellas localidades andinas hay otra guerra vital de la que quieren salir aquellos que viven la dignidad y orgullo de sentirse pueblo nasa.
El lunes es futuro, pero el futuro del proyecto de Saray, Leidy, Adolfo y Diego es el año 2030, el 2050. Para entonces pretenden que las nuevas generaciones nasa de Toribió vivan día a día su idioma ancestral, el de sus abuelas, el de sus bisabuelos… aquel que fue condenado por la colonización de los sin prejuicios conquistadores españoles. «Nuestros niños son las semillas de la vida del idioma de los nasa», por ello trabajan con ilusión, tesón y creencia en desarrollar una estrategia de revitalización de la lengua, prestigiarla y, al mismo tiempo, que las tierras vuelvan a ser de quienes las sembraron siglos atrás. Es tiempo de dignidad, de reparación, de prestigio personal. «Hay familias que lo hablan aún en casa, pero les da vergüenza cuando salen a la calle», transmiten con pena.
Esta enriquecedora iniciativa tiene como apoyo incondicional a la sociedad Garabide, a la Diputación de Gipuzkoa y al Ayuntamiento de Durango, consistorio que visitaron ayer con recepción de la alcaldesa local, Aitziber Igoras, en la que estuvo presente este periódico. «Nosotros como indígenas supimos de otros indígenas vascos», dicen con la cabeza bien alta. Y ahí comenzó todo con el axioma de que colaborando se avanza.
La asociación Garabide tiene entre otros objetivos la protección de lenguas amenazadas y a la revitalización lingüística. En este sentido, cabe recordar que a finales de agosto, el Ayuntamiento de Durango y Garabide firmaron un acuerdo de colaboración con el fin de ayudar a la recuperación del nasa yuwe.
Adolfo -único de los cuatro que sabe el idioma ancestral- y Diego llevan un mes en Euskal Herria. Han participado en Aretxabaleta en un curso sobre el proceso de pérdida de un idioma y cómo se pueden recuperar. «El año 2018 va a ser de reflexión para ellos. Hoy solo el 30% habla la lengua y son personas mayores», contextualiza Andoni Barreña, durangués que coordina el proyecto con el pueblo nasa.
· Las wasakkwewe’sx · Diego relata que hasta la fecha cuentan con una ‘ikastola’ de nasa yuwe que arrancó con 8 alumnos en 2012 y que como el euskara buscan «recuperar la identidad». De 8 alumnos hace cinco años, hoy cuentan con 120 semillas en tres centros piloto. Buscamos el efecto multiplicador que es importantísimo». Sus ikastolas se llaman wasakkwewe’sx y nacieron en Toribío en una comunidad en la que el 97% es demografía indígena nasa. Su gobernadora, es decir, su autoridad máxima es Leidy Pavi, quien toma la palabra en la sala de plenos de Durango tras haber visitado Kurutziaga Ikastola: «Salgo muy contenta de la ikastola tras ver cómo trabajan con los bebés de primer nivel. Yo no soy madre, pero me animaría a serlo solo con tener a mi hijo ahí. Para mí ha sido conocer otra visión», detalla tras haber llegado el lunes al País Vasco que ansiaba conocer. La alcaldesa de Durango le estrecha la mano: «Encantada de saludar a una mujer», enfatiza y le explican que en Toribío las mujeres ocupan cargos relevantes.
Los cuatro visitantes ven similitudes entre su pueblo y el vasco. Barreña aporta que en aquella comunidad andina suelen levantarse en algunas festividades troncos, como ocurre en fiestas con «nuestros donien-atxa. Ellos les llaman sakelu». Diego agrega que «yo me siento como en casa. De hecho, en alguna ocasión en este mes me he dado cuenta que he dicho ‘nosotros los vascos’. Eso sí, ustedes comen más que nosotros y eso que el pueblo nasa come harto», hace reír.
El pueblo nasa continúa con su sueño de avanzar en la recuperación de su lengua, de «unos ancestros que están dormidos», apostillan. Un dato encoge a quien les escucha: fue en 1991 cuando los indígenas nasa pudieron votar por primera vez, tras ser marginados, desplazados. Ya en 1945, estos nativos tuvieron que luchar para poder ser propietarios de su tierra. «Por el hambre que pasaban nuestras mujeres, algunas no tenían la menstruación hasta los 22 o 24 años», subrayan quienes a día de hoy viven con los coletazos de las guerras con las FARC, el narcotráfico, los paramilitares… «En las FARC también habrá indígenas nasa, claro, algunos igual hasta hablan el idioma. Pero, en caso de que las FARC desaparezcan, saldrán grupos más pequeños guerrilleros».
Hasta el lunes de viaje transatlántico, van a conocer la política lingüística que lleva a cabo la asociación a favor del euskara Berbaro, de Durango, e informarse, por ejemplo, de las ordenanzas municipales sobre esta materia. Adolfo Bxtnus, Saray Vitonás, Leidy Pavi y Diego Yatacué son parte de un pueblo que tras leer noticias como esta ya les admira. Todo esfuerzo valdrá la pena. También será semilla.
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