VIAJAR CON… IÑIGO IRAURGI · ¡Cruzar la meta de un Ironman como excusa para conocer Venecia!
Iñigo Iraurgi
· Iñigo Iraurgi es un componente del club Mugarra Triatloi Taldea
¿Porqué un triathlon distancia Ironman y porqué Venecia? Porque la distancia Ironman me obliga a hacer una planificación de entrenamientos a largo plazo que me encanta al estar siempre pendiente de ese horizonte y además encuentro muchos momentos de satisfacción durante los entrenamientos tanto en compañía como en soledad. Y, ¿por qué Venecia? Porque de esta manera combino deporte y turismo familiar.
En cuanto a la prueba en sí, como en los anteriores triathlones que he hecho en esta distancia, empiezo los días anteriores con los nervios propios pre-carrera, teniendo dudas de si habré entrenado lo suficiente, de si estaré bien hidratado, de si me aguantará la rodilla después de un año lesionado, del posible calor el día de la prueba…
Con todo lo anterior, llega el día ‘X’. Empiezo con un buen desayuno a las cuatro de la mañana. Entro en boxes para ultimar preparativos del material y a las seis y media ya estoy en el agua. La entrada es espectacular: desde donde nos deja el autobús tenemos que aproximarnos andando a la salida entre los canales de Venecia y es precioso. La natación sale de una punta de la ciudad histórica italiana hacia el exterior. Son 3.800 metros en línea recta. Me resultó bastante aburrido, y con un agua bastante sucia y en algunas partes asquerosa. Pero esto es así, una vez de empezar, piano piano y hasta ver la rampa de salida.
Hago la transición sin prisa y contento por haber salido del agua sin problemas. El recorrido de la bici es hacia el interior, por una zona agrícola y totalmente llano. Después de unos 25 kilómetros iniciales dimos tres vueltas a un recorrido 42 kilómetros y vuelta a boxes. Al ser todo llano, no dejas de dar pedales en ningún momento y al final no sabía ni que postura tomar para que no me doliera el culo, pero no es nada fuera de lo previsto porque siempre ando muy justo de kilómetros en bici. En todo el recorrido solo utilicé dos piñones y sin quitar el plato. Finalmente llegan los 180 kilómetros. He tardado algo más de lo que tenía pensado, pero he llegado y a por el marathón.
Arranco con ganas por haberme olvidado de la bici y al mismo tiempo empiezo con mucha precaución por la alta temperatura: 34 grados. El recorrido de la carrera pedestre es en un gran parque, también a las afueras del Venecia que conocemos y se dan 4 vueltas. En todo el recorrido no hay ni una sombra. Cojo un ritmo llevadero y a contar kilómetros estando muy atento a la hidratación.
En la segunda parte tengo un pequeño bajón por lo que empiezo a combinar unos minutos corriendo y otros andando hasta el final. Por fin llega el momento de pasar meta y todo es satisfacción lo mires por donde lo mires. Pienso “una más”, ahora toca preparar la siguiente. ¡Esto me gusta!
Después de llegar a meta, premio inesperado y difícilmente entendible en estas pruebas: para recoger la bici tenemos que desplazarnos unos dos kilómetros andando. Sobran los adjetivos.
Para terminar, lo que es la prueba en sí para mí no es recomendable. El atractivo que es Venecia solo lo ves en la salida, el resto de la prueba es totalmente ajena a la ciudad, con muy poco ambiente de triathlón y una participación baja (no creo que llegó a 600 participantes). Sin embargo estuvimos de turismo en en la ciudad hasta el miércoles y la verdad es que es que si puedes no debes dejar de visitarla. Impresionante. Merece la pena.
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