¿Fue el aviador republicano de Elorrio Félix Urtubi el primer kamikaze de la historia?
I. Gorriti
· La aviación republicana considera al teniente republicano nacido en Elorrio y residente en Arrasate y Aretxabaleta «héroe» y primer piloto que derribó a un avión enemigo mediante la técnica del espolonazo
La poco conocida biografía del aviador republicano Félix Urtubi Ercilla ha sido heredada con tono grandilocuente y laudatorio, como personaje histórico, mítico. Hay quien se aventura a calificarle como el primer piloto kamikaze de la historia porque murió en combate cuando tras ser tocado decidió mediante la acción del espolonazo derribar al aeroplano fascista contrario. Tenía 32 años. Ocurrió tan solo dos meses después de estallar la Guerra Civil: el 13 de septiembre de 1936. Pocos años después, Japón llevaría a cabo esa práctica contra los estadounidenses en días de Segunda Guerra Mundial.
Félix Alejandro nació en Elorrio en 1904 y fue vecino de Arrasate y de Aretxabaleta, municipio del que su abuelo fue además de filósofo licenciado y boticario, alcalde y a quien se reivindica como regidor que proclamó la Primera República en la localidad guipuzcoana en el siglo XIX. De él, heredó no solo el apellido, sino también el nombre de pila.
Urtubi era descendiente de una saga de farmacéuticos atxabaltarras, caso de su padre Pablo Urtubi Errazquin. Su madre, Matilde, sin embargo, era de Udala. Ya a edad temprana, quiso ser aviador. El matrimonio vivía en Arrasate, calle Iturriotz. El miembro de Intxorta Kultur Taldea, José Ramón Intxauspe, estudió su figura y la ha publicado en el libro ‘Gerra Zibila Aretxabaletan. Ezin ahaztu!’.
· Espíritu luchador · Él recoge que Urtubi ingresó en el «Arma de Aviación destacando desde sus inicios por su arrojo y determinación. Durante su periodo de instrucción como cabo piloto ya dejó entrever su espíritu luchador», valora.
Con motivo de un concurso de patrullas y encuadrado en el Grupo 33 de Burgos se vio obligado a tomar tierra por avería del radiador. «Ni corto ni perezoso se echó el radiador al hombro y recorrió los kilómetros que le separaban de la localidad más cercana. Allí soldó el radiador y volvió de igual forma para montarlo y salir nuevamente en vuelo».
Tras numerosas hazañas, su carácter le llevó a que le abrieran un expediente al considerar que «no cumplió correctamente con un servicio ordenado», analiza Intxauspe. Por ello, le enviaron a Marruecos. De Getafe debió trasladar al general Cabanellas.
· En Tetuán · El 18 de agosto de 1936, día del golpe de Estado de militares españoles contra la Segunda República, Urtubi estaba en la base de Tetuán. «La guerra le coge en el escenario menos deseado para él -republicano- dentro de la zona rebelde», agrega Intxauspe.
Al guipuzcoano le envían a Sevilla, pero por su posicionamiento republicano le ponen un escolta en la parte trasera. Urtubi llevó oculta una pistola oculta y al sobrevolar el Estrecho de Gibraltar disparó contra su guardián Juan Miguel de Castro Gutiérrez dejándole sin vida. «Sin perder tiempo y con mucha sangre fría pone rumbo a su aparato hacia zona republicana». Aterrizó en Getafe.
El 13 de septiembre de aquel mismo año su avioneta fue derribada en Extremadura por un piloto nazi. Lo dieron por muerto cuando Urtubi había saltado en paracaídas y se internó en los montes donde por poco lo fusilan. Llegado a zona gubernamental, con el avance faccioso del general Yagüe para conquistar Madrid efectuó con su Breguet un vuelo de reconocimiento sobre Toledo.
Le había salido al encuentro una patrulla de tres aviones fascistas italianos. «Urtubi -relata Intxauspe- en tan desigual lucha logró derribar a uno de sus oponentes pero finalmente viéndose perdido sin municiones se abalanzó sobre uno de los aparatos italianos logrando embestirlo y precipitándose los dos aviones en llamas al suelo».
· Precursor · «Su final estaba escrito lo había anunciado con anterioridad a sus camaradas: “El día que no pueda hacer otra cosa perderé la vida; pero no se me escapará el avión enemigo”, agrega el de Intxorta 1937. Intxauspe también le reconoce como primer kamikaze por llevar a la práctica el llamado «espolonazo. Fue el precursor de los kamikazes. No pasó inadvertida esta proeza heroica para los corresponsales de la prensa republicana madrileña titulando sus artículos con frases como: «Gloriosa muerte de un caballero del aire. El teniente aviador Urtubi ha muerto como mueren los héroes».
Murió a los 32 inviernos con graduación de teniente y ascendido con carácter póstumo a capitán. Estaba casado con María Cruz Robla Román y tenían una hija de tres años, Matilde (1933), nombre de su madre. El también componente de la asociación Intxorta 1937, Juan Ramón Garai, considera a Urtubi «uno más entre tantas personas que han quedado ocultadas con el paso del tiempo».