Un brindis masivo de Geu Be y Abadiño por Diego

Mugalari

· La asociación de familias con necesidades especiales ha tributado esta tarde un emotivo homenaje a su querido compañero en el frontón abadiñarra de Matiena

Una proyección musicada de 480 fotografías y un brindis masivo sin necesidad de palabras amplificadas para Diego. Esa ha sido la tan sencilla como terapéutica despedida social que esta tarde ha tributado la Asociación de familias con necesidades especiales Geu Be a quien fuera uno de todos sus por igual queridos integrantes. El para todas y todos amigo Diego Lope Nievas falleció el pasado 3 de diciembre, Día Internacional de la Discapacidad, a los 32 años.

Un brindis donde él hubiera querido, es decir, en el frontón de Matiena, y un brindis por la misma razón, porque él lo hubiera querido así.  Porque «le gustaba la juerga» y, porque sabemos que detestaba la tristeza. De hecho, no la comprendía. Solo las enfermedades osaban a robarle su perenne, gratuita, contagiosa… sonrisa.

El acto de despedida fraternal ha dado comienzo puntual a las seis de la tarde. Se han apagado las luces y el proyector ha iluminado a Diego sobre la pared que tantas buenas vibraciones le dio. Faltaban personas que les hubiera gustado estar, pero pueden estar tranquilas porque han estado todas de una u otra forma.

Medio millar de corazones palpitaba a una. Todos bombeaban ánimos para amatxu Ana -todo coraje-, aitatxu Carmelo -apoyo- y para el hermano del que él siempre tan orgulloso estuvo, Jorge. Los cuatro eran, son, ejemplo,

Las imágenes hablaban por sí solas: Alegría. Ilusión. Viajes. Descubrimientos. El amor. Cariño. Aprendizaje conjunto. La fiesta. Abrazos. Todo ello se iba entrelazando en las fotografías mientras en la grada llena del frontón se escuchaban lógicos sollozos, se tragaba saliva como se podía, alguna sonrisa por las entrañables fotos, se profesaba admiración por el equipo de monitores de Geu Be, complicidad con los Lope-Nievas presentes.

Y abrigaban a la instantánea canciones de Marea, Jare o Armyarma con mensaje, de toque de atención en tu cerebro: de que dejemos de mirar raro a las personas con diferentes grados de capacidad. Diego nunca miró raro a nadie. La broma era su mejor arma y una vez cumplido su saludo, su llamada de atención, su vacile… volvía a subirse a su bici y se alejaba sonriendo para sí mismo, como solo lo hacen las personas que saben distinguir la felicidad plena.

Las fotografías iban cortando páginas del calendario, pasando años… y por dentro, cada persona desde su mente, desde su corazón, nadie quería que acabasen las de 2016, porque Diego era ejemplo de futuro, de esperanza, de con ejemplos como el suyo empezar a creer en el ser humano en un mundo tan roto.

Un ‘laster arte, Diego’, es decir, un hasta luego, ha avanzado el final, agregado a un «no te olvidaremos nunca». A continuación, se han ido encendiendo las luces del frontón y un portavoz de Geu Be ha pedido a los presentes que brinden por Diego. Para ello, previamente han entregado una cerveza sin alcohol a quien lo ha deseado.

A continuación, se han desatado los sentimientos, las emociones hasta entonces contenidas. Han hablado los abrazos más calurosos, los besos que tratan de decirlo todo, y un libro de firmas ha recogido mensajes escritos. Entre ellos el siguiente:

Larunbatean sentitu
gendun halako dardara,
lagun baten heriotzak
sortzen duen hotzikara,
burura zenbat bizipen
sentimendu ta algara,
zenbat barre besarkada
momentu zail eta traba,
beti bere bizikletan
pozez hona eta hara,
beti bere pala eskuan
irrifarrez bizia da,
orain zauden leku hortan
mendi ta herririk bada,
hain maite zendun frontoian
berriro elkartuko gara.

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