#MEMORIA · Muere Miguel Etxagibel, ‘ertzaña’ del 36 que detuvo al espía Wilhem Wakonigg
Iban Gorriti
· El de Arrasate y que luchó en Durangaldea se mostraba orgulloso de haber hecho preso al cónsul austriaco, mártir para los franquistas y nazis, el 28 de octubre de 1936
Era de Arrasate, ‘ertzaña’ de los años 30 del siglo pasado. Falleció ayer a los 97 años, una semana justa antes de cumplir los 98 . Hoy se oficia su funeral en San Joan Bautista a las siete de la tarde. Formó parte de tres ejércitos y en tres idiomas. Tan solo en el primero, en euskara, Miguel Etxagibel fue libre, voluntario. Hecho preso por los golpistas españoles en Gallarta, tuvo que hablar en castellano en los batallones de esclavos, idioma no materno que, por suerte, había aprendido junto a su familia de Sestao antes de que estallara la Guerra Civil. También en España fue reo de los fascistas de Mussolini: se vio en la tesitura de aprender a hablar italiano porque tenía prohibido hacer lo contrario en la División Blindada Littorio.
El propio Etxagibel se mostraba meses atrás dispuesto -cuando le entrevistamos- a relatar su orgullo, el que custodiaba aquel histórico 28 de octubre de 1936 cuando siendo él miembro de la policía del Gobierno Vasco detuvo al cónsul austriaco Wilhem Wakonnig después de hallar en su valija informaciones secretas destinadas al mando golpista. El espía se disponía a embarcar en el destructor inglés Exmouth junto con otros diplomáticos. “¡Yo fui uno de los que detuvo al cónsul de Austria y Hungría!”, subrayaba.
Wakonigg fue juzgado por un tribunal popular en Bilbao y ejecutado al día siguiente en Derio. Los franquistas y las autoridades nazis alemanas le consideraron uno de sus mártires, que “dio su vida por Dios y por España”. Sus restos permanecen enterrados en Begoña.
Etxagibel elevaba el volumen de su voz. “¡Mira lo que eso supone! El lehendakari Aguirre se la jugaba ante el mundo entero. ¿No es para estar orgulloso haber sido uno de los que le detuvo?”, preguntaba quien el próximo lunes día 21 de noviembre iba a cumplir 98 años.
· Primera participación · Nació en el barrio Garagartza. En el caserío Iturralde. Su primera participación contra el golpe militar de julio de 1936 se dio cuando acompañó a unos asturianos desde el batzoki de Arrasate hasta la empresa Elma, a volar el cubilote de la fundición.
A finales del mismo ejercicio colaboró junto a su padre Patxi como zapador junto a los milicianos del batallón Dragones de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) en Murugain. Más adelante, se incorporó al cuerpo policial de la ‘Ertzaña’ con su clara ideología ‘sabiniana’, que a día hoy mantiene como “bizkaitarra de Gipuzkoa”: así se autopresentaba. “Fui el ‘ertzaña’ más joven de todos, porque me incorporé con 17 años, sin tener la edad necesaria”, estimaba con el dedo índice derecho en alto.
Desde el cuartel del club marítimo de El Abra, “todo de forma acelerada” -subrayaba-, partió con su compañía al frente en Urkiola, pasando por un recién bombardeado pueblo de Durango. “Pasamos de noche y aún había humo en Durango, trastos, tuvimos que quitar troncos para poder pasar, casas en ruinas…”, evocaba.
Con el oficial Abando al cargo llegaron al puerto de montaña. “Antes de salir nos dieron ropa de campaña y dos pistolas: una Star de Eibar y otra Astra, de Gernika. Me gustaba más la primera porque la Astra era sin gatillo”, aportaba quien aseguraba que inauguró el cuartel de Bidarte.
· Urkiola, Otxandio, Atxarte… · En Urkiola veía venir “aviones de Burgos” que raseaban y sus bombas hacían boquetes como una habitación de grandes. Era de miedo, de pánico. “Allí nos dividieron a los ertzañas: unos fueron a Saibigain y otros hacia Otxandio. En el ‘Saibi’ murieron muchísimos. Les machacaron. Hubo desaparecidos”.
Etxagibel se replegó con los suyos a Txakurzulo, “con los franquistas cerca en las Tres Cruces”. Continuaron por Atxarte. “Allí perdí mi carnet de Ertzaña, en un camarote que dormimos”, lamentaba. Y de Arrazola a San Miguel, en Amorebieta donde se sumaron refuerzos con “el sargento Cuevas”.
Entonces, “surgió el rumor de que la Quinta Columna avanzaba hacia Bizkaia desde Cantabria. Y nosotros no podíamos pasar de Saltacaballos”, explicaba. Los golpistas le apresaron en Gallarta. Mientras a otros les dieron “el paseo”, es decir, les fusilaron, él tuvo un consejo de guerra y le destinaron al campo de concentración de Miranda de Ebro, “a la azucarera”. Y de allí a ser esclavo de Franco a Zamora. “El agua nos lo traían en aljibes porque no había. Solo perdices”, enfatizaba.
Les obligaron a hacer carreteras. “A un Guardia civil mutilado le dio un día por tirar balazos y a un amigo le dio en un brazo”. Allí, pidieron voluntarios para formar parte de la División Littorio. Etxagibel no se presentó, pero le tocó en un sorteo. “Nos llevaron a Barcelona a cuidar sus caballos”.
Cuando pudo volver a casa le enviaron a la mili a Gasteiz: “cinco años. De hecho, vine y me volvieron a mandar un año más. Estuve un total de 8 años fuera de casa”.
Aunque en los registros aparece como que fue policía del Gobierno vasco durante escasos meses, Miguel decía que “se es ertzaña siempre”, dejaba registrado en la grabadora mientras hacía el saludo de llevar su mano al pecho en el balcón de su hogar en Arrasate.