DURANGO DESPIDE HOY AL MONTAÑERO IMANOL AUDIKANA · «Era un buenazo, demasiado para este mundo»
Redacción Mugalari
Familia, amigos y el pueblo de Durango despiden hoy al montañero Imanol Audikana Gallastegi en un funeral que se oficiará a las 19.00 horas en la parroquia de Santa Ana.
Imanol Audikana Gallastegi · PHOTO · Cuadrilla.
Audikana falleció el pasado sábado en la ascensión al Pico Posets, también llamado Punta de Llardana, segunda cumbre más alta de los Pirineos, tras el Aneto. Tiene una altitud de 3.375 metros y se encuentra en el norte de la provincia de Huesca. El durangués, una persona muy querida en el municipio vizcaino iba a cumplir 49 años el 31 de octubre. «Se ha ido demasiado pronto», lamentan consternados los integrantes de su cuadrilla, a quienes les gustaría hacer gala en estos del «optimismo» que hacía único a Imanol. «Era especialista en ver el lado positivo de las cosas», agregan.
· Quince años de socio en el Alpino Tabira · Apasionado de la montaña, este miembro del Club Alpino Tabira de Durango durante 15 años aprovechaba sus días de ocio para respirar Naturaleza, con mayúsculas. «Aunque suene a tópico era muy amigo de sus amigos, una persona que transmitía tranquilidad y buen rollo. A veces comentábamos que era demasiado bueno para este mundo», valora su cuadrilla. «Cada vez que iba al monte le bromeábamos diciéndole lo de que la cabra siempre tira al monte».
El Alpino de Durango se constituyó en 1934 y tras la Guerra civil volvió a funcionar en 1943. A día de hoy, Iñaki Calvo es su presidente. «Imanol, a primera vista, era un chaval calladito y alegre. Cuando entraba al rollo, era un salado. Era una muy buena persona, demasiado», valora Calvo.
Quien también fuera presidente del club, Joserra Basaguren, recuerda que Audikana hizo un curso de escalada con la Federación vasca de Montaña.
Imanol en una de sus incontables visitas a la naturaleza. · PHOTO · Cuadrilla
· «Sin ruido y con una sonrisa» · Oier Albizu compartía afición montañera con Audikana. «De Imanol solo podría destacar que fue una persona que pasó por la vida sin hacer demasiado ruido pero dejando una sonrisa a quienes le conocían y subrayar lo buen tipo que era y su amabilidad. Era un tipo noble noble y que amaba la montaña», evoca y lamenta que «hay veces que la única manera de sobrellevar el dolor es pensar que murió haciendo lo que más le gustaba».
Muruetaurrekoa baserria (Etxe-Errekua). · PHOTO · Alberto Errasti
· Del caserío Etxe-Errekua · Imanol Audikana Gallastegi vivió en uno de los caseríos más recordados de Durango. Cuando Landako era solo una landa verde, allí estaba Muruetaurrekoa (Etxe-Errekua), junto con sus árboles y una piedra similar a las de pruebas de arrastre donde familias de la villa iban a disfrutar de la naturaleza. Un estudio de toponimia del Ayuntamiento de Durango llevado a cabo por Alberto Errasti conserva su memoria histórica. Allí residió con su madre y padre -fallecidos- y hermanos hasta que el inmueble fue derribado décadas atrás.
Audikana junto a amigas y amigos de la cuadrilla.
El mendizale era empleado de la empresa fabricante de cadenas Katiak, ubicada en Izurtza. «Le solíamos llamar ‘Lima’ porque empezaba a comer y no tenía fin. Sobre todo, el dulce le chiflaba», recuerdan en su cuadrilla al tiempo que envían apoyo a su novia Reme y a la txikitxu Ainara: «Las dos mujeres de su vida. ¡Les trataba como a princesas!».
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