GORKA FRAILE DESDE LA PRISIÓN DE BADAJOZ: «Eskerrik asko, Durango! ¡Os escuché, pude oír los petardos!»

I. Gorriti

«Eskerrik asko, Durango! ¡Os escuché, pude oír los petardos!». Son palabras de agradecimiento del preso político Gorka Fraile tras la movilización el pasado sábado de alrededor de 200 personas de Durangaldea en autocares y coches a la prisión de Badajoz.

Aunque la marcha contaba con permiso oficial para llegar hasta el penal y permanecer allí de 09.00 a 14.00 horas, la dirección no permitió que familiares y amigos se acercaran a la prisión extremeña. Aún así, desde la lejanía con megafonía, música y artificio trataron de animar a Fraile, preso de la lista de gravemente enfermos por un cáncer que desarrolló en su lengua, y a otros siete compañeros presos vascos, entre ellos una mujer.

PHOTO · Aitor Beobide

Durante el fin de semana, Gorka Fraile ha disfrutado con la visita de su mujer, Juli, el sábado por la tarde; de su mujer e hija Ilazki el domingo, y ayer habló con él por teléfono. «Le hice saber todo el apoyo que hubo fuera, que la gente está con él», explica Juli a Mugalari y aporta que el de Durango no pudo escuchar todo lo que él quería porque «precisamente está en el módulo más lejano».

· «La vida de la cárcel es incompatible al cáncer» · Fraile se muestra preocupado por la evolución de su grave enfermedad tras la operación que le hicieron hace ocho meses. En noviembre le trasladaron al hospital y «le palparon». El escánner, sin embargo, se lo programaron para el año de la operación. Ante estos datos, es importante saber que el médico de la prisión ha valorado que «la vida de la cárcel es incompatible con su enfermedad y que se le puede reproducir. La familia denuncia, sin embargo, que a la hora de hacer el informe «el mismo médico no lo refleja en el texto, sino que se ciñe a mandar los resultados de los análisis».

Por todo ello, el cáncer puede haber curado o se le puede reproducir o pasar a ser metástasis. «Gorka está animado. Y le he hecho ver que va a salir bien. Tiene esa lógica preocupación de cualquier persona que ha pasado un cáncer. No siente dolores, pero cuando le salió el cáncer tampoco los tuvo».

Gorka Fraile junto a su hija Ilazki. · PHOTO · Juli

Los presos políticos vascos  esperaban la marcha «con ilusión y nerviosismo, emocionados». Están divididos en cuatro módulos de la prisión de Badajoz: Gorka Fraile está con Iñaki Igerategi de Andoain. En otro módulo, están Kepa del Hoyo, de Galdakao, Andoni Gabiola de Lekeitio e Igor González de Bilbao. En otro, permanecen Asier García de Altxa y Mikel Orbegozo, ambos de Donostia, y Andoni Ugalde, de Bilbao. A esto hay que sumar la presencia de una mujer, Nerea Garaizar, de Trapagaran.

· «Exigir el regreso a casa» · Según datos de NAIZ, fueron 4.300 personas las que se desplazaron en más de 70 autocares a las cárceles «para exigir el regreso a casa» de los presos y presas. Desde fuentes de Durangaldea, fueron alrededor de 200 las personas que lo hicieron a Badajoz -entre las que se contabilizan a miembro de Socorro Rojo de la ciudad que recibieron a los deplazados y tomaron parte en el acto, como anarquistas y otras organizaciones locales a favor de los presos-; así como desde Amorebieta-Etxano se desplazaron a El Puerto de Santa María (Cádiz).

En el viaje de regreso, la Guardia Civil detuvo a uno de los autocares de Durangaldea, al primero, al que solicitaron los papeles. «Pasamos susto porque el conductor tuvo que parar de forma muy brusca». De vuelta a casa, la plataforma social de apoyo a Fraile pretende continuar con actividades de apoyo.