MEMORIA · El desconocido ‘milagro’ del Sagrado Corazón de Bilbao
I. Gorriti
A pesar de que la Corporación del alcalde del Bloque Antimonárquico/Acción Republicana Ernesto Ercoreca (Bilbao, 1866 – 1957) aprobó la demolición de este monumento durante la Segunda República, un recurso posibilitó su permanencia hasta hoy. 23 corporativos republicanos y socialistas se posicionaron a favor del derribo, y 21 del PNV, ANV y monárquicos, en contra.
Modelo de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, junto a su autor, el escultor Lorenzo Coullaut Valera. · PHOTO · Euskomedia
El monumento de bronce al Sagrado Corazón de de Jesús continúa vigilante en Bilbao, desde sus 40 metros de altura, de los que diez corresponden a la estatua católica, en la plaza ubicada en la intersección entre el final de la Gran Vía y la avenida Sabino Arana. Vigilante porque en 1933, la corporación presidida por el republicano Ernesto Ercoreca Régil (Bloque Antimonárquico/Acción Republicana) decidió tras una votación que debía demolerse. Sin embargo, un recurso contencioso-administrativo promovido por el procurador y antiguo alcalde, Mariano de Aróstegui y Ugarriza acabó dictando que el ‘sagrado corazón’ continuaría palpitando hasta hoy.
En tiempos del rey español Alfonso XIII, monarca desde el día de su nacimiento en 1886 hasta el 14 de abril de 1931 con la proclamación de la Segunda República, un donativo de un particular y el apoyo de la orden jesuita se erige el monumento al Sagrado Corazón en Bilbao. La primera piedra del conjunto escultórico se colocó el 28 de junio de 1924 y la ceremonia de inauguración aconteció el 26 de junio de 1927.
· Implantación de un Estado laico · Cuatro años después se proclamó la Segunda República y por primera vez en la historia del constitucionalismo español se implantó un Estado laico, superando de forma política la ‘unidad católica de España’. Era el 14 de abril de 1931 que ponía fin a la monarquía restauracionista de Alfonso XIII, deslegitimizada al haber permitido la dictadura del Primo de Rivera (1923-1930) y que había, de alguna forma, fracasado en su intento de vuelta a la ‘normalidad constitucional’ con la ‘dictablanda’ del general Berenguer (1930-1931).
Solo dos años después de aquel cambio a la democracia y seis años de la inauguración del monumento al Sagrado Corazón, el 8 de febrero de 1933, se procedió a la votación en sesión plenaria de su posible demolición. El amante de la historia, César Estornés, ha recopilado datos sobre este episodio poco recordado por la sociedad bilbaina y vasca. «Ese día y con gran expectación y algún que otro incidente, a las seis y media de la tarde, en el salón de sesiones del palacio del Ayuntamiento, se celebró a la esperada sesión pública. Un grupo de personas merodean las inmediaciones del Ayuntamiento, a las seis hicieron acto de presencia los guardias de asalto», recoge Estornés.
Plaza del Sagrado Corazón de Bilbao. · PHOTO · Mikel Arrazola
· PNV y ANV defienden al Sagrado Corazón · El concejal del PNV Juan Garayo hizo defensa del Sagrado Corazón. A su juicio, la Constitución no podía ir contra las creencias. Por su parte, el teniente de alcalde, Ambrosio Garbisu, abogó por lo contrario, por una visión laica y en representación del partido Republicano. Tras otras intervenciones se procedió a la votación: 23 corporativos republicanos y socialistas lo hicieron a favor de la demolición, y 21 del PNV, ANV y monárquicos, en contra.
La ciudadanía católica se echó a la calle a defender la permanencia de la imagen de Cristo de 10 metros de altura sobre 30 de piedra. Guardias de seguridad de caballería custodiaron la imagen y no dejaban acercarse. Según la prensa de la época, devotas bilbainas se arrodillaron ante el monumento a rezar. Estudiantes católicos, por su parte, protagonizaron huelgas de hambre a modo de protesta en la Escuela Normal, en la Escuela de Comercio y también en el Instituto de Segunda Enseñanza.
· Fieles a Begoña · Fieles acudieron a la basílica de Begoña a una ceremonia presidida por Ramón Galbarriatu, canónigo de la catedral de Gasteiz con Pedro Menchaca como adjunto. Los días posteriores también fueron de reivindicación con una jornada convocada por ANV en contra del derribo de la imagen.
El 20 de mayo, la votación de la Corporación de Bilbao quedó anulada. El procurador y antiguo alcalde Mariano de Aróstegi y Ugarriza había promovido un recurso contencioso-administrativo, con el apoyo de otros alcaldes de la villa y la Junta Directiva del Apostolado de la Oración que salió adelante. Según recoge César Estornés en su investigacióno «el valor artístico no puede ser reducido a moneda corriente y por ello no admite indemnización metálica. Siendo un monumento, una obra de arte, no es susceptible de reposición una vez destruido, es única como todas las concepciones del genio».
Por lo argumentado, se decretó la suspensión del acuerdo del Ayuntamiento de la capital de Bizkaia. Lo firmaron Isidro del Rivero-Ramón Osorio y Enrique G. Montero.
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