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BÁSICA MENTE · JON FERNÁNDEZ · Las rabietas infantiles

OPINION Jon fernández BASICA MENTE

Jon Fernández

BÁSICA MENTE · Las rabietas de los niños pequeños pueden ser como una tormenta de verano. ¿Porque son enérgicas y explosivas? No, porque te pueden hacer parar el coche en el arcén. Son como esos monstruos que aparecen en los dibujos animados y en las pelis de superhéroes. Esos monstruos que, cada vez que alguien intenta acabar con ellos, cogen toda esa energía y la utilizan para crecer.

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PHOTO · Pixabay (banco de fotos sin copyright)

Hace pocos días, viví una situación bastante incómoda que voy a compartir con vosotros. Agarraos a lo que podáis, viene tormenta.

Un niño que no debía tener más de 3 o 4 añitos rompe a llorar nada más subirse al autobús. Su abuela, que se sienta primero a su lado y poco después pone al niño sobre sus piernas, pasa un mal rato siendo involuntariamente el centro de atención de todos los pasajeros del autobús.

El niño llora con fuerza, dice que quiere estar con su mamá y no le vale su abuela como sustituta. Rompe sin compasión los tímpanos de los que tenemos la mala fortuna de estar sentados cerca. Él pequeño no parece tan incómodo como la anciana siendo el centro de atención.

La abuela empieza a pasarlo realmente mal cuando a los 10 minutos de viaje el niño no ha bajado ni un decibelio sus lamentos. A la gente se le empieza acabar la paciencia, como se puede comprobar en los numerosos resoplidos y en las miradas asesinas que reciben abuela y nieto con cada vez más frecuencia por parte de los demás pasajeros.

Y no es que la abuela no lo esté intentando. Desde el primer quejido de su nieto ha despegado toda una serie de estrategias para aplacar su ira. Ninguna estrategia le ha funcionado y, al contrario, en cada intento fallido, la posición de poder del niño (poder que ya le han dado en casa sus padres, sin duda) se ha afianzado.

Al principio la abuela ha intentado distraer al niño pero han sido unas distracciones tan bruscas e incoherentes que el propio niño ha sido incapaz de seguirla. Por ejemplo, cuando el niño decía:

  • ¡Quiero ir con Amaaaaaa!

La abuela contestaba señalando por la ventana del autobús:

  • ¡Mira! ¡Vacas!

A lo que el niño, no sin cierta gracia, respondía:

  • ¡¿Eh?!

Nunca es bueno ignorar los sentimientos de un niño, por muy infantiles e irracionales que parezcan. Distraer, además, como forma exclusiva de afrontamiento de emociones no es una buena estrategia y sobre todo es una mala lección. He visto en terapia a algún adolescente que, ante el dolor de la vida, solo saben distraerse, por ejemplo, con videojuegos. Y cuando más duele la vida, más juegan. Y cuanto más juegan, menos control tiene sobre las cosas que le pasan.

Pero volvamos a nuestra abuela. Su nieto no se ha dejado engañar, las distracciones chapuceras le desvían apenas unos segundos de su pena que vuelve a la carga con más fuerza si cabe momentos después. La abuela sopesa la situación y cambia de plan: pasa al soborno.

Un caramelo pierde su envoltorio y ahora el niño llora pero vocalizando peor. Su rabieta no solo no ha sido escuchada, sino que ha tenido premio. Solo le ha costado quince minutos de llanto desgarrador pero ahí lo tiene: Un caramelo para él solito. Aún así, la parte del cerebro que degusta los caramelos y la que echa de menos a una madre deben de ser distintas porque el niño no deja de llorar y yo oigo armas cargándose dentro del autobús.

A la abuela no le queda más remedio y utiliza su última bala. La que hasta hace un momento era una dulce abuelita rellena de miel sufre una transformación y comienza a decirle a su nieto que “es un niño malo” y que “va a quedarse sin ver a las primas” debido a su mal comportamiento.

Su voz cambia y libera la tensión que lleva sufriendo durante todo el viaje. El niño llora más. Porque echa de menos a su madre, porque nadie escucha lo que siente, porque encima no va a ver a sus primas y porque, a pesar de ser premiado con un caramelo, resulta que es malo.

Todo es muy confuso para este niño que un día aprendió que una rabieta era la mejor herramienta para conseguir cosas.

*Jon Fernández  (Iurreta, 1988 ) es psicólogo

Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com

psicologiahumana.net

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