40 años del balazo a quemarropa a García Ripalda
Aitor Azurki
Una calle. Una esquina. Historias que guardan nuestras aceras mudas henchidas por el alboroto del día a día, de la cotidianidad humana. Instantes de vida que se quedan ahí, en una desconocida esquina; imborrables vidas que ocultan nuestras calles calladas; injusticias doblemente olvidadas en nuestras aceras y cunetas por la gula del tiempo, la injusticia institucional y la desmemoria de la sociedad.
Es por luchar contra todo ello que ayer homenajeamos a un antifascista donostiarra, muerto aquella aciaga tarde de 31 de agosto de 1975 cuando secundaba en primera fila pancarta en mano una fugaz manifestación –llamada ‘salto’ en aquel entonces por sustituir a las manifestaciones prohibidas por la dictadura- contra las penas de muerte de ‘Txiki’, Otaegi y sus compañeros antifranquistas del FRAP.
Jesús Mari García Ripalda cayó herido en esa esquina donde hoy se encuentra el bar Iraeta, en el barrio donostiarra de Gros, calle Padre Larroca con Karkizano, con una herida de bala disparada a quemarropa por un policía de paisano que no se lo pensó dos veces.
En mitad del caos reinante tras el balazo –participantes de la manifestación afirman que todo el mundo se dispersó en pocos segundos-, el vecino de Gros, mortalmente herido, fue trasladado al hospital militar General Mola, ubicado a unos cientos de metros. Según vecinos del barrio, García Ripalda fue atendido por unas monjas, a las que les rogaba repetidamente: “¡Avisad a mi madre! ¡Avisad a mi madre!”. “Tú, reza; tú, reza”, le respondían ellas, sin informar a sus familiares de lo ocurrido.
· 24 años · El luchador de Euskadiko Mugimendu Komunista (EMK) falleció a causa de dicho balazo con tan solo 24 años de edad. No hubo juicio y se le tildó de ‘terrorista’ por las autoridades de la época. Ayer, cuando se cumplieron cuarenta años de dicha injusticia, nuevas informaciones salieron a la luz: http://politica.elpais.com/politica/2015/08/30/actualidad/1440954939_827622.html. Detalles por esclarecer aún; trabas que demoler todavía.
Familiares, amigos y vecinos, junto a diferentes representantes políticos, le rendimos un sincero y sencillo homenaje por su lucha y sacrificio por las libertades, muerto precisamente por pelear en primera línea contra la sinrazón de la dictadura con la razón de la palabra como pancarta. Mila esker zure borrokarengatik. Izan zirelako gara. Garelako izango dira.
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