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REGENTÓ DOS TIENDAS TALLER DE BICIS DURANTE CASI 60 AÑOS | Durango despide con versos de Xabier Lete a José Ramón Castillo

I. Gorriti

| La familia regentó primero una tienda garaje en Kurutziaga y más adelante en Komentukalea entre 1940 y 1998

A Castillo, el único. Al durangués José Ramón, el de la tienda taller de bicicletas de Komentukalea y Kurutziaga de Durango. Aquellas que permanecieron abiertas, de día y noche, como servicio a la ciudadanía durante casi 60 años.

A él, le han despedido hoy en funeral por el rito cristiano su familia y amigos. La basílica Santa María de Uribarri ha acogido el oficio de la misa en su recuerdo a las siete de la tarde.

Castillo Funeral

Un momento del funeral por José Ramón Castillo. | PHOTO | I. Gorriti

José Ramón Castillo Miota (Durango, 23 de marzo de 1934) falleció como informó Mugalari el pasado martes a la edad de 81 años. Padecía la enfermedad llamada Macroglobulinemia de Waldenstrom. Días atrás, él mismo hizo saber a su sobrino Iker, que no era justo que su mente funcionara mejor que aquella bicicleta de la que siempre habló -a la que llegó a llamar «mi novia»- y sobre la que sí disfrutó toda una vida: la suya. La mente pedaleaba, el cuerpo se mostraba cansado.

Hoy -lo dicen quien escribe; no su familia- la basílica no ha hecho justicia a lo que Castillo supuso para quien quiso arreglar su biciclo y se le dio respuesta, sus balones y se les dio respuesta; para quien buscaban tertulia amena y en ocasiones incluso de un nivel cultural más alto que la media y se les daba compañía; para quien con él aprendía y se dejaba llevar por el presente -que es como dicen que se disfruta- y compartía sueños; para quien quería informarse del ganador de la etapa del Tour y le dio respuesta; para quien de noche caía en la cuenta de que aquel hombre de pelo cano mantenía con luz su negocio; el que heredó de su aitatxo. Él fue respuesta y solución, apoyo.

| Superviviente del bombardeo de Durango | Aprendió esa educación en el seminario y cuando acabada la Guerra Civil e iniciado el totalitarismo franquista su padre abrió tienda. Años antes, sufrieron el bombardeo decretado por el militar Mola contra el pueblo inocente, civil, el lamentable 31 de marzo de 1937.

Aquel niño, una semana antes a los ataques del odio, cumplió dos años. Él, su hermana Amparo y la madre transitaban por la hoy calle Arando, junto a la fábrica Berrio. Los fachas arrojaron una bomba y tras la explosión cayeron sobre ellos piedras. Los tres sobrevivieron, “pero los trabajadores que trabajan en la empresa murieron al otro lado”, rememora Asier, sobrino de José Ramón. “La familia huyó al monte”, apostilla.

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El histórico Castillo en el centro de la imagen. | PHOTO | Cortesía de Agustín Ruiz Larringan

Queda lejos aquella primavera del 31 de marzo de 1937, el frío de aquel invierno. Queda cercano, sin embargo, el calor de aquellas personas que se han acercado bien al templo bien al pórtico. Allí han estado los Leaniz, Lekue, Berganza, Onandia, Ruiz, Gorritxategi, representación de la Sociedad Ciclista Duranguesa… así como jóvenes amigos de los sobrinos. Iñaki Gorritxategi ha sondeado la posibilidad de hacerle un homenaje de algún modo, que parta del mundo del ciclismo. También se ha hablado en corrillos de organizar una agradecida exposición con sus materiales.

Todos recordaba a aquel Castillo que después de estudiar con los padres pasionistas, trabajó en la empresa Duñaiturria y Estancona S.A. hasta que se hizo cargo de la tienda taller de su padre. Su madre atendía una tienda de lencería en Kurutziaga. Él era el mayor de siete hermanos. Uno de ellos, Fernando, murió de niño. Le seguían: Amparo (el inminente 1 de agosto se cumplirá un año de su fallecimiento), Rosi, Isabel, María Ascensión y Xeberri.

Durante el funeral, el párroco ha leído a petición de la familia el poema de Xabier Lete que musicó Mikel Laboa y que cantaban ambos músicos, los dos fallecidos. A la salida han continuado los detalles emotivos. Algunas personas, por ejemplo, han recordado las palabras de Aitor, sobrino del deportista amante de la música clásica, contrario a la televisión y las competiciones, a los medios de locomoción que no fueran impulsados por la persona. «Días antes de ‘irse’ me (nos) comentaba que él nunca en su vida se había aburrido, que no temía a la muerte y que solo quería tranquilidad. Sus deseos se cumplieron».

Los propósitos de un hombre que cuando pedaleaba miraba hacia delante sin prisa (el futuro), solo miraba hacia atrás (pasado) para su seguridad  y prefería disfrutar viendo los parajes a izquierda y derecha (presente).

Hoy para quienes han podido estar en el pórtico ha sido futuro, pasado y presente. Ahora, su bici, junto a un archivo fotográfico de más de dos mil imágenes, le sigue dando vida: A todo un pueblo.

Vídeo del poema de Xabier Lete ‘Ez nau izutzen negu hurbilak’

Ez nau izutzen negu hurbilak

Ez nau izutzen negu hurbilak

Uda beteko beroan

Dakidalako irauten duela

Orainak ere geroan

Izadiaren joan geldian

Gizalditako lerroan

Guzia presente bihurtu arte

Nor izanaren erroan.

Ez nau beldurtzen egunsentian

Arnas zuridun izotzak

Non dirudien bizirik gabe

Natura zabal hilotzak

Eguzki eder joan guztien

Argia baitu bihotzak

Eta zentzuen mila erregai

Iraganaren oroitzak.

Ez nau larritzen azken orduan

Arnasa galdu beharrak

Bide xumea hesituaren

Amildegiaren larrak…

Ardo berriak onduko ditu

Mahastietan aihen zaharrak

Gure oraina arrazoiturik

Beste batzuren biharrak.

 

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