BÁSICA MENTE | ‘Un detalle sobre los hombres y la igualdad’, por Jon Fernández
Jon Fernández
Todavía existe una gran desigualdad en materia de género. No os descubro nada si os hablo de cifras que la prensa repite de vez en cuando. Cómo cuantas mujeres fueron asesinadas por sus maridos, la diferencia de salarios según el sexo o la discriminación que sufren las mujeres con proyecto de construir una familia y con edad de quedarse embarazadas a la hora de ser contratadas.
Todas estas cifras, son datos conocidos, publicados y que siempre dejan en mala posición a la mujer. El hombre, sin embargo, cree ingenuamente que las desigualdades siempre le favorecen y que en este injusto reparto social siempre se lleva la mejor parte.
Lo que quizás no saben los hombres es que ellos también son grandes perdedores y que la desigualdad de género les afecta también muy negativamente. Porque cuando se dijo que las mujeres debían ser sumisas, débiles y emocionales al hombre le tocó el papel de líder, fuerte e inexpresivo.
Como consecuencia, no se pueden permitir la debilidad y para mantener esa imagen de fortaleza intacta los hombres tienen que mentir. Se insultan con camaradería, miran el fútbol, beben y mienten. Mienten al fingir que no tienen nada dentro que les duela. Mienten para protegerse del dolor propio y del ajeno. Mienten porque es lo que se les ha enseñado a hacer.
La soledad de un bar a media tarde es un buen ejemplo. Habitado por hombres solos que se acompañan en su soledad, casi sin hablar, dejando un metro de distancia en la barra entre uno y otro, con las cabezas gachas y el alcohol para lubricar algún comentario inofensivo. Las conversaciones de los hombres rodean estratégicamente lo importante.
Por eso no entienden y les incomoda que las mujeres hablen y hablen sobre cómo se sienten. Cuando te han enseñado a ignorar y no expresar tus emociones sistemáticamente, oír a otras personas hablar de lo que sienten es duro. Porque te recuerda tus propios asuntos olvidados durante años, esos asuntos que de vez en cuando te reclaman.
Así, el hombre guarda sus miserias lejos de los ojos de otros hombres y se le pudren dentro. Es una triste condena para cualquier ser humano sentirse obligado socialmente a no compartir sus sufrimientos más íntimos por peligro de no ser aceptado. Cada vez que escucho las estadísticas sobre salud mental, las mujeres tienen una incidencia mucho más alta que los hombres en todos los trastornos mentales. Yo pienso: simplemente ellas lo dicen más y piden ayuda. Eso no está permitido para los hombres.
Por suerte los hombres tienen a las mujeres. Con frecuencia un hombre que solo se abrió y se mostró vulnerable con su madre encontrará después una mujer con la que también se abrirá y en la cual se apoyará. Ella será todo su sustento emocional, su red, su guía. El hombre podrá reír en el bar pero si lo necesita podrá llorar en casa con una mujer. Es una gran responsabilidad para la mujer y es terrorífico para el hombre sentir que su mundo emocional depende solamente de ella.
Pero bueno, es verdad. Estoy exagerando. Esta descripción es un quizá una caricatura de la realidad. Yo mismo no soy así, y conozco a muchos otros hombres que tampoco lo son. Pero conozco a otros que sí y que siguen creyendo que a los hombres no nos interesa la igualdad, que no es nuestra causa, nuestra lucha. Que es una preocupación de las mujeres.
Yo me lo pensaría otra vez.
* Jon Fernández (Iurreta, 1988 ) es psicólogo
Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com
Etiquetas: igualdad, Jon Fernández, psicología