70 AÑOS NO ES NADA | Desde Mauthausen, el valor de las personas normales y la cobardía de los de siempre
Mugalari
Se cumplen 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de los campos de concentración. Vicente Carrasco ‘Bixen’, colaborador de palabra armada de MUGALARI, estuvo en los actos conmemorativos celebrados en Mauthausen y sus campos satélites desde el pasado viernes al domingo. Acudió entre las 150 personas del Estado que viajaron con la asociación Amical de Mauthausen, colectivo republicano que merece un reconocimiento a su trabajo, el mismo que los gobiernos ningunean.
Texto y fotos | Vicente Carrasco ‘Bixen’
En el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial muchas heridas siguen abiertas y muchas injusticias aún no han sido reparadas. La mayoría nunca lo será, pero hay pasos en la buena dirección.
En el camino de ida (no estaba previsto, pero hice parte del viaje en solitario y en tren), un ferroviario reconoció mi camiseta del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales y me recomendó bajarme dos estaciones más adelante para subir al Intercity y con el mismo billete llegar antes a Linz.
En esta ciudad, el taxista que me llevó al pueblo donde nos alojábamos me hizo las preguntas habituales (si era mi primera visita a Linz, si estaba de vacaciones) y yo le dije que era la cuarta vez que venía a celebrar la Liberación de los campos. Me dijo que era una buena cosa que los memoriales se mantengan porque no podemos olvidar todo aquello. Le dije que rápidamente me di cuenta de que Austria es un país precioso y además ahora vengo a ver los memoriales y a visitar amigos austríacos, así que me encanta ir a pesar de que voy a visitar antiguos campos de concentración. Al llegar, apagó el taxímetro y me cobró la mitad de lo que marcaba, seguramente para cubrir gastos porque muchos taxistas no son dueños del taxi. Sacó la maleta del maletero, me dio la mano y las gracias por visitar Austria.
No sucede todos los días que un taxista me conmueva.
La asociación Perspektive Mauthausen, formada por gente de un pueblo cuyo nombre es tristemente célebre en todo el mundo, trabaja para extraer algo positivo de lo sucedido. La gente en Austria empieza a conocer la historia y hay memoriales, monumentos y placas por todas partes, pero es importante trabajar para que eso sirva de algo también para la ciudadanía de la zona. Y ellos fueron quienes organizaron la creación del monumento a Anna Pointner, la mujer más valiente de Austria.
| Negativos positivos | La señora Pointner guardó en un hueco de un muro tras su casa los negativos que los republicanos españoles robaron durante años del laboratorio fotográfico de las SS en el campo de Mauthausen. Todo esto sucedió gracias al valor de unos cuantos adolescentes (republicanos españoles también) que llegaron al campo (muchos con sus padres) cuando tenían entre 12 y 16 años y trabajaban (como esclavos) en negocios del pueblo de Mauthausen.
La señora Pointner era la viuda de un hombre de izquierdas, lo cual hace aun más meritorio que se decidiera a ayudar, siendo evidente para el régimen y sus acólitos que no era de fiar para los nazis. Esos negativos sirvieron para situar en visitas a los campos a varios acusados en los procesos de Nuremberg que tuvieron la desfachatez de negar su conocimiento de la existencia de Mauthausen, además de que gracias a esto disponemos de miles de fotografías del día a día en los campos de Mauthausen-Gusen que los SS creyeron destruir antes de su precipitada huída al final de la guerra.
20, 30, 40 años después del final de la guerra prácticamente nadie en su pueblo conocía su gesta. La calle donde vivió no tiene su nombre y su casa no tiene una placa que la recuerde. Pero ahora personas, empresas y entidades de Mauthausen y de toda la región han colaborado para fabricar un monumento que la recuerde a ella y a sus acciones.
He aprendido mucho sobre la actitud oficial de la Austria de posguerra sobre la etapa nacional-socialista y de lo que hicieron algunos de sus habitantes ignorando el enorme peligro y la corriente dominante de no mirar, no darse por enterados, no preguntar. Hubo quien además de pensar diferente hizo algo al respecto.
| Fuga | En febrero de 1945 tuvo lugar en el campo III de Mauthausen una fuga desesperada de oficiales soviéticos condenados a una atroz muerte lenta por el hecho de haberse fugado de campos de prisioneros de guerra, cosa que era por otra parte su deber. De casi 500, menos de una docena logró sobrevivir gracias a que vecinos de los pueblos de alrededor los acogieron y ocultaron hasta acabar la guerra dos meses después.
Muchos civiles austríacos (incluyendo tanto talluditos miembros de la milicia Volksturm como jovenzuelos de las Juventudes Hitlerianas) creyeron a pies juntillas que los fugados eran peligrosos criminales y no soldados, y se enzarzaron en una orgía de sangre alentada por los SS.
No hay pruebas documentadas de que ningún fugado atacara a ningún paisano ni robara nada que no fuera un poco de comida, un sombrero, o un poco de ropa. En un país y momento con leyes que prohibían sacrificar animales para consumo humano a la vista de otros animales hubo a quien no le importó que niños y mujeres embarazadas asistieran a la matanza de prisioneros aterrorizados que imploraban por sus vidas de rodillas, no les importó que sus hijos pequeños les oyeran presumir de haber matado a uno o a más de una manera o de otra.
| Pobres hombres | Pero otros vecinos arriesgaron su vida y la de sus familias para acoger a aquellos espectros famélicos y andrajosos que habían llamado a su puerta. En uno de los casos el cabeza de familia era un maestro cantero que trabajaba en Mauthausen que se negó en redondo a ayudarle porque sabía a dónde iría a parar la familia entera si los descubrían. Y fue su mujer quien dijo que había que ayudar a quien lo necesitara y nadie lo necesitaba más que aquellos pobres hombres. Y así se hizo. Los policías locales de uno de los pueblos próximos borraron rastros de los prisioneros (pies descalzos cubiertos con trapos y cuerdas) y dirigieron a grupos de SS en la dirección errónea porque -dijeron- todo aquello chocaba con sus convicciones éticas e incluso su propia normativa.
También aprendí que los republicanos españoles siguieron siendo apátridas incluso después de la liberación. La hija de uno de los que se quedaron a vivir en Austria, nacida a mediados de los 50, dijo en la ceremonia de Ebensee que su padre dejó de ser apátrida tiempo después de nacer ella.
Hoy, 70 años después de la Liberación de los campos, los que murieron en los campos, los que sobrevivieron, sus viudas y sus hijos carecen del reconocimiento jurídico en España como víctimas del nazismo. Y el estado español sigue sin asumir la responsabilidad (no culpa, pero sí responsabilidad) de la colaboración activa del franquismo con lo que les sucedió, como si han hecho todos los países que colaboraron con la deportación, como por ejemplo Francia. Hoy en día muchas viudas de deportados cobran una pensión francesa exenta de impuestos porque sus maridos fueron deportados desde territorio francés. Quienes residen en España están recibiendo requerimientos de Hacienda porque como pensiones que son, son contributivas y por lo tanto tienen una deuda que saldar.
Hablando de deudas. La Amical de Mauthausen lleva organizando todo tipo de actividades relacionadas con los deportados y su memoria desde 1962, es decir, se creó y funcionó en la clandestinidad hasta su legalización en 1978. Lleva muchos años organizando homenajes en los campos y viajes en los que cientos de estudiantes de institutos de todo el estado han visitado los campos y han conocido testimonios de la deportación de manos de antiguos deportados y sus familiares directos.
Entre estos homenajes está el que tributamos a los deportados en el campo de Mauthausen el pasado domingo, homenaje en el que apareció el ministro Margallo. Habló y casi no se le oyó porque no supo o no quiso usar el megáfono (los señores de derechas nunca han tenido que usar uno porque nunca han sido manifestantes ni sindicalistas). En los medios de comunicación solo se habla de Mauthausen y el aniversario en cuanto a Margallo.
| De boca muy prieta | Han llegado a publicar que un asistente se quejó al ministro de que ahí hubiera banderas republicanas y esteladas. Quizás era el coronel del ejército que le acompañaba, un señor con la boca muy prieta al que no le gustó nada que los franceses cantaran una canción alegórica a la época y el lugar de la deportación como cada año y en esta ocasión fuera A las barricadas. La boca prieta bajo la gorra está documentada, pero confieso que me da miedo publicar una foto de un coronel de paracaidistas con el distintivo de operaciones especiales.
La Amical de Mauthausen no aparece por ningún lado en las noticias del 70 aniversario de la Liberación. No tiene apenas ayudas. Los voluntarios que la mantienen viva ahora que los deportados van faltando (es el primer viaje al que asisto en el que no había ningún deportado viajando con nosotros y ya ha habido una junta general sin deportados presentes) hacen lo que pueden y un poco más por mantener alzado el testigo con toda la dignidad que ello merece, pero además lo hacen ninguneados por los medios que viajaron hasta Austria y se arremolinaban para sacar al ministro y solo al ministro.
Una última cosa. Pude colaborar con la caja de resistencia de los huelguistas de Telefonica. Un viaje bastante completo.
Etiquetas: Amical Mauthausen, Vicente Carrasco Bixen