DURANGO | El gudari de ANV Gregorio Urionaguena cumple hoy 98 inviernos acompañado de su esposa de 95 años
Iban Gorriti
| El regente de los recordados Garajes Gregorio y su esposa, Juana Lejarreta -de 95 años-, serán los encargados el próximo 31 de marzo de hacer la ofrenda floral en el acto de conmemoración de los bombardeos de Durango que coordinan entre Gerediaga Elkartea y Kriskitin Dantza Taldea.
Hoy es su cumpleaños. Le falta completar dos calendarios para llegar al impensable siglo de edad. Gregorio Urionaguena ha sido un joven toda su vida y hoy no lo va a ser menos. Reacciona rápido y va a atender el teléfono cuando su también simpática mujer, de animados 95 años, viene a informarle de que le llaman para felicitarle. No se lo piensa, se levanta y enérgico acude a decir eskerrik asko.
Persona muy conocida en Durango, sin embargo, el dato de que fue un gudari ha pasado desapercibido. «Sí, señor. De Eusko Indarra, de ANV, y luego cuando me hicieron preso, al batallón de trabajadores número 18», enfatiza a la grabadora. El próximo 31 de marzo, el matrimonio será el encargado de la ofrenda floral que cada año se celebra en Santa María por la tarde, acto de recuerdo de las más de 300 víctimas de los bombardeos de 1937 asesinadas por las bombas de la aviación italiana. Ellos están contentos para tomar parte en esta conmemoración. «Vi el bombardeo de Gernika desde un alto en Amorebieta. Lo recuerdo muy bien», explica Urionaguena quien fue apresado en Gallarta por los militares españoles golpistas sublevados contra la República. Fue esclavo de Franco en Guadalajara, Zaragoza, Segovia… Estuvo «25 meses» fuera de casa, de donde tuvo que irse por nacionalista vasco.
Ambos tienen historias personales de recordar toda la vida. Tanto él, como gudari del lehendakari Aguirre, como ella, mujer que estuvo presente en la proclamación de la Segunda República en Eibar, ciudad a la que iba a la bendeja a diario, por la mañana en tren y por la tarde volvía andando. Ella, Juana Lejarreta es tía del exciclista Marino Lejarreta. «Mira, a nuestra casa vinieron los fascistas y nos mandaron a nosotros a dormir al pajar y ellos ocuparon el caserío y que les pusiéramos la cama con sábanas limpias«, se ríe Juana.
| Un hombre de periódico | El cumpleañero narra su vida como un libro. Preguntarle algo solo lleva a confundir su magnífica mente, un volcán en continua erupción. Recuerda las fechas de su vida perfectamente, y muestra los recortes de las incotables ocasiones en las que ha salido en los periódicos, la última vez en 2008 cuando ganó el coche del sorteo benéfico de la Jaed, utilitario que acabó en las manos de su hija, Itziar, la menor de cinco hermanos.
Nacido en Abadiño, en el barrio de Lebario, estudió de joven para carpintero, pero acabó especializándose en mecánica. Comenzaría a trabajar en Garajes Ochoa, donde «me pagaban más a que a nadie. Mira: a mí a 15 pesetas el día, mientras que en las fábricas como Mendizabal cobraban a 9,75 o en oficinas a 12», apunta con el dedo índice.
Contrajo matrimonio con Juana en 1949. Puso un garaje en Tabira y más adelante Garajes Gregorio en la calle Astarloa, donde aún viven. A continuación, apostó por dar un paso más y se reconvirtió en Excavaciones Gregorio. En aquellos tiempos vivieron el momento más triste de la familia. Uno de los hijos, de 24, años falleció al desplomarse una pala de excavadora sobre él. «Yo estaba allí y fue durísimo ver a mi hermano. Mucho», relata Pedro Urionaguena, hijo del matrimonio que se hizo con la firma convirtiéndola en una Sociedad Anónima.
Jubilado, Gregorio siguió siendo de los más jóvenes del pueblo. Hasta los 89 años, bailaba la eztapatadantza en las fiestas de San Salbador de Gerediaga. Hay fotografías que dan fe de ello. «Incluso me gustaba dar volteretas. ¡Mírame aquí haciendo una!», subraya mostrando una fotografía. «Aquí mismo en casa, salía a la terraza y me ponía a bailar», sonríe.
El gudari – quien plantó 1.150 árboles frutales donde hoy hay un peaje de autopista en Gerediaga- es muy recordado como el hombre que convenció al párroco de entonces de Santa María de Uribarri y a la alcaldesa Pilar Ardanza para poner en marcha el antiguo reloj que «llevaba años parado en la torre». Y lo consiguió. Aún conserva datos de entonces, que sabe de memoria. Además, allí colocó un perro trenzado con rosas naturales -el «Puppy durangués», que dice él- instalado junto al reloj de la torre con una lámpara. El «pastor alemán» se podía ver desde Goienkalea. «¡Cosas que se me ocurren!», argumenta y muestra curiosidades que sigue haciendo a día de hoy. Le gusta calcular distancias, por ejemplo, las de los planetas. «Cuando fuimos el párroco Félix Aretxaga y yo a donde Ardanza, él me presentó como ‘este es el que curra de balde en la torre’. Acudimos para conseguir que la alcaldesa iluminara el reloj», se echa a reír.
Urionaguena también puso en marcha en 1999 un nacimiento, un belén en el pórtico de Santa María. La idea le surgió tras un viaje que hizo a Belén, Jerusalén y Nazaret. Hoy, ha cumplido 98 años entre recuerdos que no se olvidan, entre las personas que le quieren y a la orden de quienes le han hecho levantarse de la amena charla para decirle un cariñoso «Zorionak!».
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