MUGALARITERATURA | Josu Arteaga | El mural mágico de Taniperla
Josu Arteaga
Nací del vientre de una “indita”. Lavaba en el río y me parió sobre la tierra. A falta de guarache anduve “a raís” como los míos. Fui a la escuela y aprendí de memoria la tricolor. Ya quise pintar con colores, pero tuve que trabajar con padre la tierra de siempre. La que se tiñe se sangre muchas veses. La nilfa de la tapisca, las papas, la manteca, Sapata, Villa y Magón sasiaron mi hambre de siglos.
Soy pequeño. Ínfimo. Parte de este todo. Mi tes morena, mis rasgos, delatan que no soy carne de conquistadores. Soy tzeltal, magonista y apenas un niño. A veses yo también veo a Sapata. Su caballo asabache asoma por los montes y sobre sus lomos un sin rostro cualquiera grita tierra y libertad. El eco multiplica el grito. Es tan fuerte que se escucha mas allá de Taniperla, Chiapas o México.
Mi nombre es Fransisco Sánches Lópes. Soy apenas un niño y estoy cansado de ver a viejos, cansados de andar la sierra. La maldición de malinche, la memoria violada, el mal gobierno y la sonrisa de la navaja, son la mugre del lavadero. Tendremos que acabar de tirarlos. Tendrán que irse por el agujero.
Aprendí el querrequé, el herradero, las alazanas y la malaika de los Leones de la Sierra del Xichu y de Guillermo Velásques. Nunca dejo de cantar por no soltar un llorido.
Llevo vasía la pansa y abiertas las venas. Soy parte de un corasón inmenso enterrado en alguna parte de esta selva. Un corasón que bombea la misma sangre de hase siglos. Priistas y paramilitares de la MIRA, son la bala asesina, los hijos de la… tostada. Buscan ese corasón. Lo quieren estrangular, y aun estando delante de él, ni lo ven y ni pueden morirlo.
Aquel día estaban enojados de no encontrarlo y taparon la vos de nuestro mural “vida y sueños de la cañada Perla”. Pero hoy sus colores viven en el muro que rompe Palestina, en la mujer molida a golpes, en todas las Cerro Hueco del mundo, en los barrios de ciudades de Europa, en el mismo vientre de los USA, en las niñas penjaus de Thailandia, en los piqueteros baleados de Argentina, en todos los lugares en que palpita un corasón inmenso que no pueden estrangular, que no pueden morir.
Yo sigo cantando. Olvido resar y a veses veo a Sapata. Su caballo sale como el trueno de ese corasón. Con su tes morena, su ancho sombrero y sus cartuchos, ha llevado al galope sientos de murales iguales y distintos.
Yo estuve con Sergio Valdés y pinté la oorlilla del río. La misma donde me parieron todas mis madres desde hase muchos siglos.
Hoy mis trazos están silensiados sólo en parte, pero el corasón late.
No importan los bosales ni las cadenas, tenemos muchos siglos por delante. Naseremos siempre, cantaremos y pintaremos con el verde y el blanco y al colorado le sumaremos siempre el negro. No por el luto sino por la Justicia. Pueden acallarlo mil millones de veses, los judisiales, los granadreros y los federales, los priistas, los bush-blair-aznar, los ministros lambiscones, los casiques trastupiques, los dirigentes tracaleros y demás hijos de putifar, pero el muro apareserá vestido de colores.
Ya late un corasón inmenso en los pinseles de todo el mundo.
No más paredes grises.
*Josu Arteaga (Arrasate Erguin, 1971) es periodista.
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