BÁSICA MENTE | Amemos lo que realmente somos (también en Facebook)
Jon Fernández
Una amiga me contó en una ocasión que durante una época dura de su vida, en la que tuvo que hacer frente a muchos cambios y retos difíciles, cerró temporalmente su Facebook.
No se encontraba bien, le faltaba ánimo y fuerza para abrazar el día a día y cada vez que entraba en esta red social, y veía lo bien que le iban las cosas a todo el mundo y lo felices que parecían, su sensación de tener algo roto dentro aumentaba. A si que, finalmente, decidió dejar de hacerse daño y se alejó de este tipo de páginas web durante un tiempo.
Estoy convencido de que algunos de vosotros y vosotras, queridos lectores de Mugalari, os sentís identificados con mi amiga. ¡La gente parece tan feliz en Internet! ¡Fijaos en esas sonrisas! “No como yo” pensareis, “yo no viajo tanto, ni estoy siempre rodeado de amigos de fiesta en fiesta… ni soy tan guapo.” En definitiva, que os lo habéis creído. Os habéis creído que las redes sociales son verdad.
Las redes sociales son un muestrario, un escaparate que enseñamos al gran público y que con suerte representa una pequeña parte de lo que nuestra vida realmente es. ¿Cuántos de vuestros contactos (o incluso vosotros) tienen de foto de perfil a ellos mismos disfrutando de un viaje en vacaciones? Bastantes, ¿verdad? Y ¿Cuántos días de los 365 que tiene el año están vuestros contactos de vacaciones? ¿Quince? Como veis, es una pequeña porción del pastel, pero aún así es la que elegimos enseñar. Igual que la persona con sobrepeso elige la foto en la que parece delgada, la persona que se siente triste elige la que aparece de fiesta dejándose la piel, la que está estresada elige la foto en la que camina tranquila por el monte, y mil ejemplos posibles. ¿Estás personas son así o quieren ser así?
Las redes sociales son solo un ejemplo de cómo funciona nuestra mente pero no hace falta tener Facebook o Twitter. Me contaba una paciente hace pocos días que una amiga suya, cuando iba a una agencia de viajes, cogía los folletos de los viajes y cruceros más caros y los sostenía bien a la vista para que los viera bien toda la gente cuando paseaba de vuelta a casa. Y así somos, avatares con patas.
La verdad verdadera es que vuestras vidas y la mía están llenas de momentos aburridos, decepcionantes, tensos o tristes. Mi vida es real y eso significa que cada día me ocurren cosas buenas y malas. Cada día disfruto y sufro. Así es mi vida y la vuestra también. Intentar ignorar lo que nos hace sufrir en detrimento de lo que creemos que es más aceptable y podemos mostrar a los demás, es precisamente la mejor receta para seguir sufriendo.
No construyamos altares a los seres ideales que pensamos que deberíamos ser, pues de esta manera nunca podremos amar lo que realmente somos.
* Jon Fernández Sánchez (Iurreta), psicología humana.