BÁSICA MENTE | A examen la ansiedad infantil en la escuela
Jon Fernández
Hace unos pocos días estaba en la biblioteca de Durango dando una charla para padres y madres. El tema: la ansiedad en la escuela. A pesar de la climatología, una treintena de valientes se acercó, más a remo que otra cosa, a escuchar lo que tenía para compartir. Casi todo mujeres, madres, como suele ser habitual en este tipo de eventos.
Di comienzo a la charla diciéndoles que era un gran admirador de César Millán, el Encantador de Perros. César, cuando acude a una casa donde un perro desayuna zapatillas, u otra donde un caniche tiene aterrorizada a toda una familia, al poco de llegar y entender la situación, se pone a trabajar… con las personas. César sabe que los perros que no se portan bien tienen dueños que no han sabido entenderlos. “Salvando las distancias, vuestros hijos no son perros, ni vosotros sus dueños”, les dije. “Pero yo también vengo a hablaros de lo que hacéis vosotros y que, de forma inconsciente, aumenta el problema de ansiedad de vuestros hijos”.
Dicho esto, pedí a las personas que me estaban escuchando que sacaran un billete y lo sostuvieran entre las manos. Luego le pregunté a una mujer qué era eso que tenía en la mano y la conversación que siguió fue más o menos así:
- Un billete… – me respondió expectante.
- ¿Qué más me puedes decir acerca de ese billete?
- Es un papel, azul. Pone “20”… y sale el mapa de Europa.
- ¿Es un papel importante?
- ¡Vaya! Claro que sí.
- ¿Sí? ¿Por qué?
- Bueno, pues porque sirve para comprar cosas. Se cambia por otras cosas.
- O sea, es solo un papel. Pero es importante porque socialmente nos hemos puesto de acuerdo para que tenga mucho valor.
- Eso es.
Luego saqué un examen. También es un papel, ¿no? Pero también es mucho más que un papel. Al igual que el billete, el examen tiene mucho valor añadido. Al igual que el billete, el examen tiene el poder de comprar cosas. Pero con una diferencia: solo vale cuando está aprobado. Un examen aprobado compra oportunidades, compra palmaditas en el hombro, compra regalos, premios, felicitaciones. “Compra futuro” me dijeron los padres. Pero solo cuando está aprobado. Y, sobre todo, un examen, puede comprar de forma muy sutil el amor y la atención de los que me rodean. Pero claro, solo cuando está aprobado.
Piensa en todo lo que haces para conseguir algo de dinero. Los sacrificios, el trabajo, todo. Imagina ahora que si en tu trabajo no te saliera algo bien, al volver a casa, tu mujer, tu marido o tu madre te miraran con decepción, te dijeran que no se esperaba eso de ti y sin casi darse cuenta, te desplazara.
Eso es lo que viven vuestros hijos e hijas cuando se enfrentan a los exámenes. ¿Significa esto que un examen no debe tener consecuencias? ¿Qué da igual si mi hija aprueba o no? No, claro. Cada familia es distinta y no voy a entrar ahí. Algunas premian, otras castigan… pero esto no debe afectar a la calidad de la atención y del amor que le prestamos a nuestros hijos e hijas. Si un niño, siente que se juega el amor de sus padres en un examen… se está jugando demasiado.
* Jon Fernández (Iurreta, 1988 ) es psicólogo
Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com
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