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Miguel Usabiaga | «Este premio es la confirmación de que mis historias interesan a otros y sigo sacando verdades»

I. Gorriti

El VII Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches (Madrid) ya tiene ganador: Miguel Usabiaga, colaborador de Mugalari. Su nuevo libro ‘El sueño de Nicolás Colberg’ se ha impuesto a otras 129 novelas de un total de 23 países. Hijo del histórico comunista vivo Marcelo Usabiaga, este arquitecto nacido en Donostia en 1961 es un hombre íntegro con quien es fácil compartir millas de recorrido, de alegrías, sinsabores, luchas y también victorias como esta.

Miguel Usabiaga

 

– Zorionak, Miguel.

Eskerrik asko, Iban.

– ¿Qué supone este premio para usted?

Primero, al saberlo, supuso una gran alegría. Mucha, porque hay mucho tiempo, energía, ilusiones, caminos que se recorren y rectifican, lucha con las palabras por contar una historia en verdad y que llegue con esa verdad y suscite además emoción. Después, ahora, más tranquilo, supone mucha satisfacción, porque me anima a seguir contando mis historias, porque ese premio es la confirmación de que esas historias interesan a los otros.

– ¿Qué le ha dicho al respecto su padre, el histórico comunista Marcelo Usabiaga?

Se alegró mucho. Es una novela, es ficción, pero arranca de un hecho biográfico. Él me comentó, varias veces a lo largo de su vida, también cuando escribía sus memorias, ‘La joven guardia’, un acontecimiento que para él encerraba un enigma. Cuando las tropas republicanas estaban perdidas en Asturias, preparando la fuga ante la inminente derrota, en el grupo de jóvenes dirigentes de la JSU, que operaban allí, había un joven judío polaco con el que hizo buenas migas. Al organizar la fuga, un grupo salió al puerto de Gijón para buscar algún barco, entre ellos Marcelo. Otro grupo, en el que estaba este joven polaco, decidió escapar de Asturias en plan guerrillero, por las montañas de León hasta llegar a Madrid, a zona republicana. Parece que les daba miedo el mar. Mi padre nunca más supo de este amigo polaco, y pensó, con toda seguridad, que habría caído abatido o fusilado en los montes leoneses, como tantos republicanos. Creía recordar su nombre, Nicolás Colberg, o Golber, o algo así. Yo me propuse buscar el rastro de este joven.

– ¿Cuándo escribió la novela?

Como decía, me dediqué a buscar huellas de ese joven, y ahí, poco a poco, se incardinó la novela. En parte ante la inexistencia de datos. Aunque sí supe que sobrevivió a los montes de León. Y que luego estuvo en Barcelona y Valencia, en la guerra, pero de nuevo ahí volví a perder su pista ya definitivamente. Y ficcioné otra vida imaginaria.

– ¿Puede adelantar algo más a modo de sinopsis?

En la novela, se cuenta ese proceso de búsqueda, desde la memoria de Marcelo. Un proceso que arranca un poco azarosamente, en la curiosidad de un joven a quien Marcelo le ha contado eso, en los años ochenta. La búsqueda traspasa las fronteras de España, porque él piensa, que, si ha sobrevivido a la Guerra Civil, quizá ha vuelto a su país. Allí es ayudado por una chica polaca. Los dos jóvenes, en la distancia van armando y conociendo el periplo de Colberg. Para su sorpresa, lo que la chica descubre en Polonia va a poner en riesgo su vida, pues Colberg, el brigadista, fue represaliado en los años del estalinismo, y desempolvar eso pone en evidencia a algún poderoso que no duda en emplear cualquier método para que no se sepa su pasado oscuro. El joven español acude a ayudar a la chica, y juntos se convierten en detectives, en una especie de road-movie, de thriller político. Así que es una novela negra, pero también una novela de las que se llaman “de aprendizaje”, porque los jóvenes, él y ella, cambian y crecen a los largo de la obra con todo lo que les va pasando. Él es un joven revolucionario, comunista, español, moderno, y ver los desvíos, cuando no aberraciones, cometidos en nombre de sus ideales, los más hermosos y emancipatorios ideales, le revela…. ¡Y no sigo! (Risas).

– Con esta obra aún no publicada continúa incidiendo en la Guerra Civil. ¿Como explica está basada en parte en hechos reales como ‘El alcalde de Floridsdorf’ (2013)?

Pero en esta obra la ficción tiene mucho más vuelo. Parte de ese hecho real que contaba, que me contaba Marcelo Usabiaba, el del incierto destino de ese internacionalista polaco a quien conoció en la derrota de Asturias. El joven polaco, era un estudiante de derecho en Madrid, un revolucionario, miembro de la primera dirección nacional de la JSU. Su nombre real, cercano en la memoria de Marcelo, era Adolfo Golber.

– ¿Qué se siente al ser premiado entre más de un centenar de novelas de todo el mundo?

Redobla la satisfacción, y da más ánimo para seguir escribiendo, “sacando verdades”, como me decía ayer un amigo.

– ¿Está inmerso en algún otro libro?

Sí, y creo que verá la luz pronto, pues ya está en proceso de edición. Es una investigación, muy completa pero heterodoxa, sobre los fusilamientos de Pikoketa, Oiartzun. Busqué en archivos, reconstruí toda la memoria oral, de familiares, y di voz a otros olvidados, los extranjeros que espontáneamente acudieron a defender Irun y la República, en esos primeros días, y de los que se sabe poco, y de los que quizá alguno también cayó en Pikoketa o muy cerca.

– ¿Le gustaría que alguna de sus publicaciones se llevaran al cine?

¡Bueno…, claro, sería fantástico! Y creo que alguna obra mía sí tiene el ritmo visual necesario, el ritmo cinematográfico.

 

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