Partido navideño de la ‘segunda juventud’ del Sporting Extremeño (y recuerdo a ‘Gita’)
Mugalari
Los jugadores de la ‘segunda juventud’ del Sporting Extremeño se midieron entre ellos el pasado fin de semana. El partido en la cumbre se celebró en el campo de fútbol de Jesuitak de Durango. Aunque uno de los dos conjuntos perdió, el marcador ‘oficial’ fue de 6-6.
Hace dos años, el Sporting Extremeño recordó a Txema Fernández ‘Gitano’, exguardameta de Olazar que falleció poco antes. En su memoria, recuperamos unas palabras escritas aquel diciembre para él y su cariñosa familia.
Un portero a quien nadie ni nada robó la sonrisa
(Publicado el 30 de diciembre de 2012)
Conmueve oír hablar al hijo de quien fue uno de los porteros del club de fútbol Sporting Extremeño. El retoño de Txema Fernández y de Isabel Ramírez cuenta 8 años. Aitortxu retiene en su risueño corazón toda una vida, la de su aita, un joven que nació en Extremadura, de sangre gallega y creció en Euskal Herria, en Durango. Da tranquilidad hablar con June. Ella, observadora, también es hija de aquel matrimonio que el más allá de la vida truncó el pasado 22 de octubre, cuando el guardameta vizcaino contaba 45 años.
Ayer, el club Sporting Extremeño rindió tributo a Gitano, como le llamaban sus compañeros de terreno de juego y amigos del día a día. Lo hicieron como mejor saben. Las viejas glorias de la entidad se midieron contra un combinado de vecinos del barrio Sasikoa, donde Txema y los suyos residían. El homenaje, emotivo y arropado de aplausos y besos, se vivió en el patio del colegio San José Jesuitak de la villa.
Emocionó conversar con la mujer de Txema. Atenta, queriendo aportar datos, recuerdos, imágenes, pálpitos… Durante el homenaje se mostró entera. Sin embargo, cuando oyó hablar a su hijo se dejó llevar por las emociones, quiso compartirlas en la intimidad mientras se celebraban goles y se escuchaban carcajadas. «Aquí, él hubiera sido el más feliz del mundo», afirmaba Isabel Ramírez orgullosa. Aitor asentía. June sonreía.
El benjamín no sorteó las preguntas. Su aita era «muy majo, exactamente, muy cariñoso. Siempre estaba con su mujer y con sus hijos, con nosotros. Era muy buen portero y me enseñaba mucho. Tenía un parecido en el juego a Iker Casillas cuando saltaba. Le echo mucho de menos y me hace ilusión que hoy le hayan hecho este homenaje», valoró con una tranquilidad envidiable el chaval, también portero. A su madre, Isabel, por primera vez se le saltan las lágrimas.
| CARÁCTER TRANQUILO | June está en un grupo de baile coreográfico. A su juicio, su padre era «amable, siempre te comprendía lo que le contabas. Se preocupaba por nosotros. Yo me parezco a él en el carácter, más tranquilo que el de ama. Todos los días le nombramos en casa». Así es: si están dando una película de vaqueros, que tanto le gustaba al progenitor, dicen «seguro que también la está viendo ahora».
Incluso, Isabel, quiso guardar algunas cenizas en casa. El resto las llevaron a Galicia, tierra del padre y madre del futbolista. «Aitor, si vienen amigos a casa, no les dice qué hay en el cofre antiguo, pero les deja claro que eso no se puede tocar. El niño se levanta muchas veces y al pasar por al lado le dice: Egun on, aitatxo», ensalza con cariño su madre.
Los entrenadores de Aitor le ven como un portero de futuro a pesar de que lleva una temporada con el equipo de Traña-Matiena. «Al padre no le vimos jugar, pero cuando leímos un texto que decía cómo era su padre, Aitor es igual: pequeñito, pero vuela como un tigre, saca bien las manos y sin miedo a nada», explican durante el partido de homenaje Iván Rodríguez, Eneko Murua y Artur Senghor.
Txema Fernández nació el 23 de abril de 1967 de forma circunstancial en la localidad pacense de Villanueva de la Serena, donde trabajaban sus padres. Al poco tiempo, la familia se asentó en Durango. Estudió en San José Jesuitak y en Iurreta Institutua. Trabajó como oficial de segunda en la construcción, sobre todo en trabajos de tejado y fachadas. El fútbol siempre fue su pasión. De sentimiento gallego, era seguidor del Depor. Su hijo es del Barça y le gustaría que Iker Casillas fichara por el conjunto catalán.
Txema tenía un lema que siempre llevó impreso en su rostro: «A mí nadie me va a borrar la sonrisa de la cara», y así fue: «El mismo día que falleció me estuvo hablando de los críos sin quitar la sonrisa de la cara», se emociona Isabel, mujer cercana, de palabra agradecida, de gesto desprendido. «Los críos», dice.
June nació el 24 de abril de 2000, es decir, al día siguiente del cumpleaños de su padre. «En el parto, fue el padre quien le sacó, le cortó el cordón umbilical y le dije: Txema, ahí tienes mi regalo de cumpleaños, el más duradero. Es de por vida». Al escuchar las palabras sinceras de su madre, June sonríe con un sentimiento de orgullo de padre y madre, al tiempo que reprime una pena interior que prefiere no mostrar porque es un día alegre, de homenaje.
Aitortxu nació el 11 de agosto de 2004. Su padre, se volvió a mostrar encantado. «¡Este será mi sucesor!», acertó ya entonces, porque el niño tuvo poco tiempo para aprender de su aita, pero los primeros conocimientos bajo portería los aprendió de él.
Isabel sostiene las flores mientras recibe también una placa y los futbolistas visten una camiseta blanca con la cara de Gita y el número 1 en la espalda. «Me he emocionado mucho. Ha sido superbonito, superemotivo. Gracias».
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