SAZONANDO | JAVIER FERDO | Nos dan las uvas
Javier Ferdo
| COCINA DE CHAPA | ¿Por qué cada 31 de diciembre a medianoche nos colocamos delante de la pantalla del televisor a comer 12 uvas? No se sabe exactamente de dónde procede esta tradición, aunque la versión más extendida es que en el año 1909 hubo un excedente y a algún espabilado se le ocurrió venderlas como las «uvas de la suerte», idea que ha llegado hasta nuestros días. No quiero ni pensar qué hubiera pasado si el excedente hubiese sido de polvorones…
Otra teoría es que la sociedad burguesa de finales del siglo XIX, influenciada por la francesa, celebraba la entrada en el nuevo año bebiendo champán y comiendo uvas. A modo de ironía, unos madrileños se situaron en la Puerta del Sol a comerse las uvas al ritmo de las campanadas y hoy son miles las personas que se congregan en esa plaza. Todo esto hace que durante la última semana del año se consuman entre millón y medio y dos millones de kilogramos de esta fruta.
Mirándolo bien se podría considerar una tradición bastante absurda, sin embargo, esta noche tan simbólica trae de cabeza más costumbres gastronómicas.
Por ejemplo, en Italia y en algunos países sudamericanos se meten entre pecho y espalda un plato de lentejas después de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante. Personalmente, no me veo comiendo un plato de legumbres después de las doce, y más habiendo cenado lo que hay costumbre de cenar aquí.
| GRECIA |En cambio, en Grecia cocinan un pastel llamado Vassilopitta, una especie de bizcocho con una moneda o baratija en su interior, algo similar a nuestro Roscón de Reyes. En este caso quien la encuentre será la persona afortunada del año, mientras que el resto de los comensales se alegrarán por no haber perdido el diente a la hora de morder el pedazo de la suerte.
Los noruegos también tienen una tradición similar en estas fechas, aunque no tan dulce como las de los países mediterráneos. Los escandinavos esconden una almendra en unas gachas de arroz y el que la encuentre tendrá un año de buenos augurios.
En todos los casos estas costumbres gastronómicas están unidas a supersticiones para el nuevo año. Los italianos comen las lentejas porque les recuerda a las monedas y eso les traerá riqueza; el pan de maíz en el sur de Estados Unidos, se come porque su color dorado se parece al oro o las verduras, por su similitud con los billetes en la gama cromática; en Austria el símbolo de la buena suerte es el cerdo, así que no te sorprendas si estás en Viena y te obsequian con una cabeza porcina; y en Alemania tienen por costumbre dejar sobras en el plato para que su despensa esté llena el resto del año.
¿Y tú? ¿Eres de los que les gusta entrar en el nuevo año atragantándose con las uvas o vas directamente al brindis?
* Javier Ferdo (Abadiño) es periodista
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