MAITE Y PABLO BEÑARAN, HERMANOS DE ARGALA | «El día anterior al asesinato nos llamó feliz por poder pasar una Navidad juntos tras ocho años separado de la familia»
Iban Gorriti
Hay quien teoriza que si ETA no hubiera hecho volar el coche del presidente de gobierno franquista Carrero Blanco hace 41 años, aún podríamos vivir en dictadura, sin libertad de escribir noticias como esta. Pero la venganza llegó cinco años después cuando ultras españoles dieron muerte a Argala.
José Miguel Beñaran Ordeñana Argala (Arrigorriaga, 1949) fue uno de los máximos iconos de Euskadi Ta Askatasuna. Formó parte de ETA militar, señalado como uno de los autores que presuntamente acabaron con la vida del franquista Carrero Blanco.
Tras los muros de la memoria, 36 años después -se cumplieron el pasado domingo día 21-, la familia del ideólogo revolucionario añora a su pariente. El pueblo de Arrigoriaga tampoco le olvida en el día a día denominando a la herriko plaza como Argala, aunque se cumplen cinco años de cuando el juez Pedraz lo prohibió. Dos hermanos del histórico militante, Maite (1952) y Pablo (1955), lo saben y se muestran agradecidos a la ciudadanía. Así lo sienten.
– Se cumplen 35 años sin su hermano. ¿Qué sienten cuando llega el 21 de diciembre?
Una sensación de pérdida y añoranza de su persona, solo que suavizadas por el tiempo. Ni rabia ni odio porque ese lugar lo ha ocupado siempre el deseo de que se consiga aquello por lo que nuestro hermano y tantos otros han dado su vida y su libertad: la paz, la justicia social y la libertad para nuestro pueblo.
– ¿Creen que los medios de comunicación hemos deformado la figura de su hermano?
Algunos medios de comunicación ya en el momento de su asesinato intentaron desprestigiar su figura achacando su muerte a su propia organización (ETA-m) aduciendo discrepancias internas. En cambio, otros medios han tratado con sumo respeto la figura de Argala, su lucha y su aportación política al proceso revolucionario vasco.
– ¿Qué recuerdos conservan de él, no relacionados con el MLNV, Movimiento de Liberación Nacional Vasco?
Le recordamos como un hermano muy humano, cariñoso, alegre y muy estudioso. En su vida, la familia tuvo siempre un papel muy importante. Ama y aita fueron dos referentes para él en su vida personal. Muchas veces sufría viendo a aita preocupado por cómo sacar su negocio adelante. A nosotros nos ayudaba en los estudios, nos llevaba al monte, nos enseñaba canciones en euskera, le gustaba hablar y discutir en la sobremesa… También le gustaba estar con sus amigos: iban al monte, jugaban a pelota, cantaban, iban al cine…
– ¿Cómo fueron los últimos contactos familiares con él, antes de que el franquismo le matara? Permaneció diez años en el exilio en Francia e Iparralde.
Antes de su exilio a la isla de Yeu le vimos de forma esporádica. Luego, durante varios años, no pudimos visitarle ya que nos retiraron los pasaportes. Tras su vuelta de Yeu acudimos con cierta regularidad a visitarle. El año en que le asesinaron pasamos una semana con él, aunque su labor militante le impedía pasar mucho tiempo con nosotros. El último contacto fue por teléfono el día anterior a su muerte. Me llamó para expresarme su alegría de poder pasar las primeras navidades juntos en ocho años.
– A pesar de que el juez Santiago Pedraz ordenó en 2009 al ayuntamiento de Arrigorriaga que la herriko plaza no continuará llamándose Argala, el pueblo no se doblega y sigue denominándola así. ¿Cómo interpretan este hecho?
La decisión de cambiar el nombre de Plaza de España por el nombre de Argala fue tomada por unanimidad en un pleno municipal a petición de los vecinos y vecinas del pueblo. De esta forma querían reconocerle todo el trabajo que había desarrollado en beneficio del pueblo de Arrigorriaga. Fue uno de los organizadores de la primera cabalgata de Reyes Magos (la felicidad de los niños y niñas era para él muy importante), colaboró en la organización de las gau eskolas, organizó cine fórums, participó en la Legión de María que se ocupaba de ayudar a la gente más necesitada. Por todo ello, a pesar de la decisión antidemocrática del juez Santiago Pedraz, los vecinos y vecinas del pueblo siguen nombrándola Plaza Argala.
– ¿Qué forma de ser, talante, tenía su hermano?
Era una persona muy humana, solidaria, preocupada por los problemas de la gente más humilde, lo que le llevó a colaborar con la Legión de María, un grupo de la iglesia, que se dedicaba a ayudar a la gente más pobre y a visitar enfermos. En una de estas visitas conoció a un niño que falleció por falta de atención por no contar con recursos económicos. Esto significó un punto de inflexión en su pensamiento, pues se dio cuenta de que esto no eran más que parches y que la solución sólo podía venir por un profundo cambio social.
– ¿Qué recuerdo guardan de aquel 21 de diciembre de 1978? ¿Cómo les llegó la noticia del asesinato?
Fue el recuerdo del peor día de nuestra vida. Aunque pensábamos que en cualquier momento podía suceder un hecho como este debido a su lucha, nunca estás preparado para recibir tan brutal noticia. Yo (Maite) estaba trabajando en el colegio y vinieron a avisarme dos amigos del pueblo. ¡Fue un golpe terrible! A continuación se lo tuve que comunicar a mi ama y a mis dos hermanos. Quizás el peor fue el caso de Pablo, que se encontraba en Cartagena prestando el servicio militar, sin ningún familiar con quien compartir el dolor de aquel momento. Él mismo decía que el viaje de vuelta a casa había sido terriblemente duro.
– En su día, se vieron obligados a esconder todas las fotos de ‘Argala’. Acabaron, sin embargo, desapareciendo… ¿Qué ocurrió?
A raíz de la marcha de José Miguel, tanto la Policía Nacional, como la Guardia Civil, vinieron varias veces a registrar nuestro domicilio, siendo su mayor interés encontrar fotos recientes de nuestro hermano. Ante ello, decidimos entregar todas las fotos a un conocido, quien en un momento determinado se vio obligado a deshacerse de ellas.
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