HOY CINECLUB EN ZORNOTZA ARETOA | ‘Alabama Monroe’, círculos de amor y pérdida
Hoy, el cineclub del Zornotza Aretoa (20.00 horas) retoma la película ‘Alabama Monroe’, una cinta alternativa que estuvo nominada a los premios Oscar. La periodista y escritora madrileña Conx Moyá disecciona a la persona lectora las claves de este largometraje, columna de opinión que ella titula como ‘Círculos de amor y pérdida’
Conx Moya
Una de las películas que más me han gustado e impresionado este año ha sido ‘Alabama Monroe’, largometraje que estaba deseando ver desde que leí las primeras informaciones sobre él en internet. Se trata sin duda de una poderosa historia de amor y un doloroso drama familiar, que aborda muchas y complicadas cuestiones: el amor, la pareja, la paternidad, la enfermedad, la pérdida de seres queridos, la religión, el dolor, la felicidad, el arte, la creatividad… Todos estos mimbres construyen un hermosísimo cesto, pero no de la manera más obvia o esperada. Esta reseña sobre ‘Alabama Monroe’ va a transcurrir llena de vueltas y revueltas y avanzará en círculos, como le sucede a la propia peli. ‘Alabama Monroe’ es una adaptación al cine de la obra de teatro de Johan Heldenbergh, actor que interpreta a uno de los protagonistas del film, llevada a la gran pantalla por el director belga Felix Van Groeningen.
|ENORME DOLOR A FLOR DE PIEL | La desordenada estructura de la narración nos presenta desde el inicio de la película el doloroso hecho que desencadenará todo el drama, por lo que el espectador es consciente desde un primer momento a lo que se va a enfrentar. Sentimientos a flor de piel, enorme dolor, inmensa ternura, amor intenso y posturas vitales difíciles de congeniar, montados en una estructura de constantes flashback y fluctuaciones cíclicas de la historia, no en vano la película en su versión original se llama ‘The broken circle breakdown’. En España han preferido titularla como ‘Alabama Monroe’, que no tiene más secreto que los nombres que en un momento de la película la protagonista da a cada miembro de la pareja; ella es Alabama, él es Monroe.
Antes de verla pillé algunas informaciones deslavazadas sobre la peli: que era belga, que aparecían unos músicos de country (luego leí que en realidad se trata de blue grass), y que la protagonista tenía muchos tatuajes chulos. Pensaba que la acción transcurría en EEUU, pero nada más lejos de la realidad, en realidad el escenario es la ciudad belga de Gante. Pudimos ver la peli dos días antes del estreno oficial español (que tuvo lugar el viernes 14 de febrero, día de los innombrables) por cortesía de un sorteo de la revista Ruta 66. Y es que la peli tiene mucha miga musical, de ahí la importancia de la magnífica banda sonora de Bjorn Eriksson.
El protagonista masculino, Didier, es el líder de una banda de bluegrass, a la que se une la bella Elise cuando ambos se enamoran. Las canciones están perfectamente integradas en la película, con letras que tienen que ver y completan el desarrollo de la trama. La música es perfecta, brillante, bellísima; se lucen las guitarras, el violín, un luminoso banjo… Un aspecto que añade verosimilitud a la historia es que las canciones están interpretadas de manera más que competente por los actores principales. Un ejemplo de cómo intervienen en la trama, es la interpretación de ‘Country on my genes’, en un momento de plena felicidad de la pareja con su niña creciendo y con la banda a pleno rendimiento, o la preciosa ‘If I needed you’, cuando el drama cobra toda su intensidad y a la pareja protagonista se le ha roto la vida.
En relación a la banda sonora, esto es lo que dice el director: “La música bluegrass forma parte íntegra de la historia y es la unión intrínseca entre todos los temas de la película, tales como la vida, la muerte, el nacimiento, Estados Unidos, la maternidad, la paternidad, la búsqueda del consuelo, la vida después de la muerte… La música también es lo que une a la pareja. Nos hemos esforzado para que los temas encontrasen su sitio en el guión de forma organizada y, por lo tanto, conferirles el mayor impacto dramático posible”.
Quiero destacar también a la pareja protagonista, el vigoroso Didier y la amorosa Elise. Ambos se complementan en lo que al principio de su relación parece una unión perfecta. Sin embargo la llegada de los problemas resquebrajará la pareja y aumentará sus evidentes diferencias; creyente ella y antirreligioso él, con posturas opuestas a la hora de enfrentarse a la enfermedad y la muerte. Interpretados por Johan Heldenbergh (autor como ya hemos mencionado de la obra de teatro) y Veerle Baetens, fantásticos intérpretes que llenan de vida, brío, sensibilidad, ternura, dolor e incluso odio a sus torturados personajes. Mención aparte merece Nell Cattrysse, la niña que da vida a la pequeña hija de los protagonistas, Maybelle.
Otro aspecto que quiero destacar, porque para mí añade atractivo a la película, son los preciosos tatuajes de Elise. Cada uno tiene una historia, y muchos de ellos tapan el recuerdo de hombres que ocuparon un lugar en la vida de la protagonista. Están diseñados por la fantástica tatuadora belga Emy La Perla. Sin ser yo experta, diría que se inscriben todos en el estilo old school, os dejo más abajo un enlace donde se explica lo que significa cada uno de ellos. Son tan bonitos que en la peli tienen su protagonismo y su espacio. La cámara se recrea en ellos sobre el precioso cuerpo de Elise, en especial en las escenas de sexo, donde se lucen con gran delicadeza.
Lo que menos me ha gustado es que el drama se lleve demasiado lejos, con una vuelta de tuerca final que a mí particularmente me sobró. También veo metidas con calzador las ideas políticas de Didier y la crítica al gobierno de Bush, no por inoportuna, si no por obvia. También el discurso de Didier en el teatro me chirrió un poco. Detalles, no obstante, que no disminuyen mi entusiasmo por la película.
‘Alabama Monroe’ ha disfrutado de muy buenas críticas a nivel internacional. Obtuvo una nominación a los Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa, premio que finalmente se llevó la película italiana ‘La gran belleza’, de Paolo Sorrentino. Sí obtuvo, en cambio, el Premio Cesar a mejor película extranjera y el Premio del Cine Europeo a mejor actriz para Veerle Baetens.
*Conx Moya (Madrid, 1971) es la realizadora del ‘Poemario por un Sahara Libre’