BÁSICA MENTE | Mi ‘espacio vital’ amurallado

Jon Fernández

La foto que acompaña este artículo la tomé yo mismo, en una calurosa mañana de agosto por tierras de Castilla y León, mientras estaba de vacaciones. En ella podéis ver a dos hombres mayores sentados en uno de esos pocos bebederos de agua de ganado que aún se pueden ver y que todavía utilizan algunos pastores para que sus ovejas puedan hidratarse en mitad de las largas caminatas bajo el sol abrasador.

Espacios. | PHOTO | Jon Fernández

| LEJOS PERO CERCA | Estos dos hombres, aunque a simple vista no lo parezca, mantenían una amigable charla entre ellos. Y digo que a simple vista puede no parecerlo porque entre ellos hay varios metros, quizá hasta cuatro. Es una gran distancia para compartir cosas, pero es la distancia que dos hombres mayores han elegido para no invadirse el uno al otro. Es una distancia de seguridad amplia pero no excepcional. Indica que hay defensas levantadas, que sus corazones no son fáciles de alcanzar. Indica que, aunque sus palabras son cordiales por educación y sus gestos amables por costumbre, la profundidad de sus sentimientos queda aún lejos de la superficie. Lejos de manos torpes y extrañas. Indica que si uno quiere ganarse la confianza de estos hombres tendrá que respetar este espacio y, sobre todo, ser paciente.

Porque ellos intuyen sin saberlo que tienen algo muy delicado dentro que hay que proteger y cuidar. Todo un mundo interior. Un microclima que se puede alterar con la influencia de agentes externos. Separándose están cuidándose de estás perturbaciones, poniéndose a salvo.  Pero toda estrategia tiene su cara B. Toda elección es al mismo tiempo una renuncia y algunas personas, al decidir alejarse, también deciden quedarse un poquito más solas en sus emociones. Es evidente que si alguien se aleja de los demás, los demás no podrán hacer ningún mal pero tampoco ningún bien.

| LA MURALLA | Todos nosotros tenemos nuestro espacio vital, todos levantamos nuestra propia muralla que delimita hasta donde vamos a dejar que lleguen los otros. Hay personas que tienen la muralla abierta, casi derrumbada y desparraman todo lo que tienen dentro, sin importar a quién. Están demasiado expuestas, cualquiera podría dañarlas. Otras personas ponen la muralla tan lejos de ellos mismos y la construyen tan alta, que nadie puede llegar a ellos.

Intentemos buscar un término medio. Si es posible, protejámonos pero al mismo dejemos a las personas adecuadas, a esas que tienen cuidado con el interior de los demás, entrar para compartir lo más valioso de nosotros mismos. Y por supuesto, si quieres llegar a alguien, mide antes su distancia y asegúrate de no asaltar su muralla. Espera a que se abra la puerta y como recompensa a tu respeto recibirás el amor y la confianza más sincera.

* Jon Fernández  (Iurreta, 1988 ) es psicólogo

Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com