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MAÑANA ACABA LA EXPOSICIÓN | El franquismo que arrancó las sonrisas de las maestras y maestros de la República en Berriz

I.Gorriti

 | Mañana finaliza la interesante exposición ‘Las maestras y los maestros de la República’ habilitada en la casa de cultura de Berriz. Tanto esta tarde como la de mañana, el interesado visitante puede ilustrarse con ella de 18.30 a 20.30 horas

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Tarjeta de identidad de Anastasia Ariznabarreta.

Sobran las palabras cuando las balas fascistas soplaron muerte en esta anteiglesia vizcaina que vivió su otro 11-S, el de 1936. Aquel día, afectos a los militares golpistas sublevados a la Segunda República cargaron sus escopetas para acabar con la vida -nunca consiguieron acabar con sus ideas- del alcalde de Berriz elegido en las urnas, el jeltzale Felipe Urtiaga, y el guardia municipal del PSOE, José Agirre López. La sangre de los dos cuerpos se enfrió en los muros del cementerio de Derio.

Aquellos aferrados a la ideología nacida del odio asesinaron en otras jornadas al foral Gregorio Urkijo Alberdi, al trabajador del Hospital de Salud Mental de Zaldibar Agustín Milikua Garitagoitia y a Fermín Aranguren Alberdi. De aquellos a quienes los franquistas dieron lo que ellos calificaban con sarcasmo «el pase», se conservan manuscritos de horas antes de que toparan con la muerte deseada por los golpistas y ante la rabia contenida de querer vivir, de seguir gozando de los derechos de la Segunda República. Así, el socialista José Agirre escribía con mano poco firme: «Tomo la pluma con mano temblorosa para despedirme de ti y de nuestros adorados hijos. Perdona a todos como yo les perdono… [esta parte se repite en muchas cartas y podría ser dictado por los sublevados]. Te juro que muero inocente», escribía en su despedida José Agirre a su mujer, María Zabala.

| CONCIENCIA TRANQUILA | El alcalde, Felipe Urtiaga, redactaba minutos antes de ser acribillado: «Mi conciencia está tranquila pero mi carne se resiste a que sea eliminado de este mundo (…). En su día tendrán que dar cuenta de su actuación», apuntaba Urtiaga, quien concluía: «Espero y no tengo la menor duda de que ganará el Gobierno legítimo y se implantará el Gobierno de Euskadi», concluía el alcalde. Agustín Milikua deseaba recibir fotos de sus hijos. «De buena gana les daré unos abrazos», decía.

Como aquellos a quienes cada año se recuerda precisamente en la plaza Felipe Urtiaga, en esta ocasión se ha hecho especial hincapié en la labor magistral que hicieron maestras y maestros de Berriz a quienes muchos a día de hoy aún recuerdan y que fueron represaliadas y represaliados. La muestra que mañana finaliza transporta la mente a aquellos años de república en los que aún se sonreía.

Mugalari.info les rinde su homenaje con algunas de las fotografías presentes en esa interesante exposición de Berriz 1936 Gogoratzen en la Berrizko Kultur Elkartea. Las balas  no callaron el futuro. He aquí sus nombres y sus personas. No hay mejor arma que una buena educación.

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